C. R.
El ex secretario general de la FSP-PSOE, Roque López, permaneció durante todo el día de ayer con el móvil apagado, aunque este periódico logró contactar con su mujer, Soledad Martínez, quien se mostró muy extrañada e «indignada» por la aparición de las grabaciones sobre Eivissa Centre en la prensa y en la radio a nivel nacional. Martínez aseguró que no sabían previamente que esta información iba a salir y señaló que su marido no era el autor de las grabaciones que inculpan al equipo de gobierno de Vila. «Roque no ha grabado ninguna cinta, él no sabía nada de todo este tema», dijo Martínez, que añadió que todo le parece «fortísimo». «No entendemos nada». Preguntada sobre si iban a emprender acciones judiciales, aseguró que «Roque habrá pensado algo, tendrá sus ideas», aunque aseguró que ella se mantenía al margen.
Los socialistas insinuaron ayer que el propio Roque López grabó a sus compañeros de partido. «¿Por qué va a todas partes con grabadora?», se preguntó María Torres. En su web aseguraban que Roque López «se encuentra en paradero desconocido», por lo que no puede «corroborar o desmentir las informaciones aparecidas en los medios». Tarrés también dijo que no le había sido posible contactar con López. «Toda esta campaña mediática nació hace meses, cuando el ex secretario general de la FSP comenzó a intentar deteriorar la imagen de nuestro candidato al Consell con el único objetivo de perjudicar sus aspiraciones, en favor del propio López», dicen los socialistas en su web, donde añaden que todo ha sido diseñado desde los «despachos de la derecha económica». El PSOE también sospecha que el ex dirigente grabó las conversaciones con un Ipod.
López se marchó de Eivissa repentinamente en febrero, después de dimitir de su cargo como concejal de Deportes del Ayuntamiento. Previamente había abandonado la secretaría general del partido junto a su mano derecha, Carlos Fernández, en medio de la crisis más grave del PSOE ibicenco. El propio Fernández aseguró ayer desconocer el nuevo teléfono de López. Fuentes cercanas a su familia explicaron que está trabajando en un pueblo a 40 kilómetros de Sevilla como comercial de una empresa de venta de productos deportivos. Hasta allí se ha trasladado con su mujer, que pidió una excedencia en su trabajo. Al parecer el matrimonio ha adquirido una casa allí y tiene la intención de vender la de aquí.