DANIEL AZAGRA
Escándalos políticos y urbanísticos, descalificaciones personales, denuncias cruzadas en los juzgados, inauguraciones encubiertas, intoxicaciones mediáticas, agresiones publicitarias y, por último, las propuestas. Así han transcurrido los quince días de campaña en Eivissa, dos semanas en las que los partidos políticos han tenido la oportunidad de pedir el voto a los electores. De eso se trataba, de transmitir al electorado el programa, y también de aprovechar este periodo para atacar a su rival usando todos los medios a su alcance. De esta manera se cerró ayer la campaña electoral más polémica y caliente que se recuerda, que más que en las urnas parece que se tuviera que dilucidar en los juzgados. Pero los escándalos no han sido exclusivos de las Pitiüses, en Mallorca se han ido sucediendo un día tras otro hasta finalizar con un intento de impugnación del voto por correo ante las denuncias de varios partidos por la presunta compra de votos.
Así se llega al desenlace final, con varios frentes abiertos en los juzgados que salpican tanto al Partido Popular como al PSOE-Eivissa pel Canvi, que lógicamente son los dos partidos que pugnan por hacerse con el mando de las instituciones. Quizás las razones de esta tensión vivida haya que buscarlas en la incógnita del resultado y en la igualdad que se supone llegan los dos partidos a las urnas.
Pero al margen de la polémica, las elecciones de 2007 pasarán a la historia por ser las primeras en las que los ciudadanos de Formentera votarán un Consell propio independiente del de Eivissa debido a la aprobación del nuevo Estatut d'Autonomia. Este hecho, tan trascendental para esta isla, también ha marcado la campaña electoral y ha contribuido a que en Formentera se haya vivido un ambiente distinto al de Eivissa, más limpio y respirable. El objetivo común de tener un Consell propio con todas las garantías está por encima de intereses partidistas, y así parece que lo han entendido todas las formaciones