Siempre que el circo llega a la ciudad trae consigo esa fuerza histórica de ser el espectáculo que ha sobrevivido a todos los tiempos. Una empresa mundial construida y renovada a lo largo de siglos, que logra mantenerse siempre con innovaciones aportadas por las nuevas generaciones de artistas circenses. Los hermanos italianos Frattelli Zoppis también son herederos de esta renovación y como buenos hijos de profesionales circenses decidieron desarrollar un proyecto que combina el circo tradicional con un elemento estrella: el agua. De ahí en adelante, los animales de este hábitat bien domados harían el resto. Para la sección impresionable hay, entre otros, cocodrilos, tiburones y pirañas; y para causar simpatía y gracia al público también se pueden ver, por ejemplo, focas y pingüinos.
«Es un circo joven, sólo tiene tres años. Fue una idea de los hermanos Soppis, que se dedicaban a la doma y al cuidado de los animales peligrosos en un acuario de Florida», explicó Haidi Faggiona, ex trapecista y actual relaciones públicas del 'Circo Acquático'.
«Es un show mucho más vanguardista y por eso también tenemos éxito entre los jóvenes, además de los niños y las familias», agregó la relaciones públicas sobre los atractivos que ofrece para diferentes edades. Y claro, ver a un domador meter la cabeza dentro de la boca de un cocodrilo de cuatro metros de largo y 400 kilos de peso; asistir a la inmersión de una joven en medio de una piscina llena de pirañas o preguntarse cómo es posible que alguien pueda nadar entre tiburones, logra un show para diferentes públicos, aunque jugar con focas y verlas hacer equilibrismo es un sketch siempre reservado a los más pequeños.
Una gran piscina central es el escenario principal de la carpa, que luego cuenta con los acuarios donde están los tiburones y las pirañas. «Las instalaciones no son propias de un circo corriente, incluso los trapecistas son pasados por agua», agregó Haidi, acerca del grupo de artistas, en el que no podían faltar payasos, trapecistas, equilibristas, contorsionistas, domadores de serpientes, pilotos de motos acuáticas y hasta una sirena. Un total de treinta personas y un buen recuento de animales, que desembarcaron hace unos días de un carguero y un barco de pasajeros sólo para ellos. «Es complicado el viaje porque, además, las instalaciones tienen su propia cisterna para transportar el agua filtrada y controlada que necesitan los animales», concluyó Haidi.
El circo está ubicado en el campo de fútbol de Can Cantó y hasta el 25 de junio ofrecerá una función cada tarde, y hasta dos y tres los fines de semana. L.A.