Para Willy, Ann y Christie éste está siendo un verano especialmente relajado. Están alojados en un hotel en Port d'es Torrent (Sant Josep).
Esta familia de escoceses ha venido con el resto de parientes que aparecen en la imagen y han encontrado exactamente lo que buscaban: «Nos estamos relajando muchísimo, pero aún nos estamos divirtiendo más».
Aseguran que principalmente han visitado la Eivissa rural y también muchas playas y calas del norte de la isla cuando no estaban en la piscina del hotel. Las discotecas no les interesan en absoluto: «Ninguno de nosotros ha ido a discotecas, no es lo que veníamos buscando en estas vacaciones».
Hasta ahora, y a falta de una semana para finalizar sus vacaciones, destacan la tranquilidad de Eivissa. «El que menos nos ha gustado de los lugares que hemos visitado ha sido Sant Antoni, había demasiada algarabía y muchos adolescentes».
Por otro lado está la familia que regenta el restaurante El Barco, en la playa de Talamanca. Para ellos, la palabra descanso pierde todo su sentido durante los meses de verano. Aunque esta temporada está siendo un poco distinta, afirman que han recuperado el ritmo frenético que caracteriza todos los veranos en este local: «A partir de julio esto empieza a ser muy estresante», comenta María Teresa. Aunque también señala que no todo son malos modos, prisas y estrés: «Obviamente también hay gente maravillosa, pero otros días sales de aquí muy quemada».
A pesar de todo, afirma que le compensa aumentar el ritmo durante los meses de verano. Aunque no puede quedar con sus amigos ni descansar tanto como quisiera, en invierno recupera el tiempo perdido y con el esfuerzo del verano puede darse el gusto de unas buenas vacaciones.
«Yo prefiero esto», declara sin dudar, porque aunque ahora su vida social sea inexistente el resto de los meses el ritmo es mucho más llevadero.
Se trata de canjear los meses de más afluencia turística para recuperar a los amigos durante los meses en que el restaurante permanece cerrado.
Laura Tur