Entre 100 y 150 taxis pirata trabajan en temporada punta en Eivissa y, aún así, entre vehículos legales e ilegales no se da abasto. Ésta es la opinión de A., uno de los taxistas ilegales con más experiencia de la isla y que lleva años dedicándose a este trabajo en verano. De hecho, considera que para ir bien se deberían dar 300 licencias temporales durante los meses punta para acabar definitivamente con este problema, que la isla arrastra desde hace años.
A. asegura que no entiende las críticas que han vertido en los últimos días los taxistas, ya que si existen vehículos ilegales es porque hay demanda. «Dicen que damos mala imagen de cara al turista, pero ellos, que tienen la licencia y deben dar un servicio público, escogen mucho los viajes; no quieren ir ni a Portinatx, ni a Sant Miquel ni a las calas de Sant Josep; tampoco quieren coger a gente que venga con arena, mojada o de la fiesta de la espuma y los dejan tirados en discotecas y playas», explica este taxista ilegal, que asegura que recogió una vez a tres italianos que vieron previamente como siete taxis con licencia les denegaban el viaje. «Ellos no dan un servicio público adecuado, porque si la policía les vigilase verían que muchos servicios no los realizan», añade asegurando que hay turistas que pierden vuelos por falta de taxis.
Eso sí. Subirse a un taxi pirata implica riesgos. No hay taxímetro y, además, ¿qué ocurre cuando hay un accidente? A. reconoce que no es tan seguro como un vehículo con licencia, pero recuerda que nadie obliga a un turista a subirse a un taxi pirata, que siempre es más caro. «Nosotros, además, nos exponemos a que nos pongan una multa de 1.500 euros», explica este profesional, que asegura que su opinión coincide con muchas de las de sus compañeros. «No robamos al turista, porque ellos ya saben que en Eivissa hay taxis pirata y antes de subirse te preguntan lo que les vas a cobrar, nosotros les damos la tarifa al principio». De hecho, hay clientes que nada más llegar a la isla le piden el móvil para utilizar sus servicios durante toda su estancia en la isla.
Hace algunos días, la policía detuvo a un conductor pirata borracho, algo que califica de «caso puntual». «Nosotros no solemos beber. Además, también he visto taxistas bebiendo latas de cerveza mientras trabajaban; si les hicieran controles de alcoholemia veríamos los que daban positivo». A. también arremete contra la falta de autobuses y considera que muchos llevan a más personas de lo permitido.
Asegura además que los que dieron una paliza a un taxista no fueron taxis pirata, sino unos argentinos que tuvieron una refriega de tráfico con el afectado. «Él debió pensar que eran ilegales porque hay muchos argentinos trabajando en esto».