us monologuistas van de «muy buenos, cracks o pesos pesados». Así los definen y por ellos apuestan estos jóvenes empresarios que aprovechan el invierno para organizar noches de humor en Eivissa y Sant Antoni.
Para el público, la fórmula es la de siempre: un cómico en escena y algo fresco para tomar. Nada mejor que hacer un jueves o un domingo por la noche para pasar un buen rato, dejar los asuntos propios en la puerta y enfocar la atención a un profesional dispuesto a llevarse las risas de la gente como mejor retribución, aunque no sea la única, claro. ¿Pero no era que en Eivissa si no es discoteca, bar o fiesta nada funciona? «Pues yo pensaba así y así me pasó en verano. Pero ahora la respuesta ha sido increíble desde el primer día. La gente empieza a venir una hora antes de la actuación para conseguir mesa», aseguró Marc Rubira, que junto a su socio Julián Martínez, promueve los domingos de Risas aseguradas, a las 21'00 horas en El Caña de Sant Antoni. La misma oferta que hace dos años propone Tallyn Planells bajo el título Coctail de Risas, pero los jueves, a las 22'00, en El Club de Eivissa: «Por mi parte, al principio tenía dudas porque he intentado muchas cosas: una noche de invitación para artistas con cañas y tapas, un desastre total. Después, otra noche de música en vivo, también, mal. Y la verdad es que fue probar con esto y ver que sí, que el humor funciona», aseguró el promotor.
Lejos de lo que se puede pensar acerca de las personas que se dedican a lo mismo, ellos no son competencia; al contrario, se ayudan y aconsejan. Ambos garitos beben de esta especie de fuente inagotable de humoristas conocida como la generación de Paramount Comedy, el único canal especializado de comedia en España y una especie de tarjeta de presentación irrefutable para cualquier monologuista. «Es la primera división», destacó Martínez. «Y es lo que queremos: dar humoristas de primera calidad. Porque ves salir a la gente contenta y ¿qué te puede dar más ilusión?», agregó su socio, Rubira. «Es más, yo he visto gente llorando», destacó, por su parte, Planells.
Evadirse, contagiar con buen humor, sacar risas de donde no las hay. Muchos son los objetivos de un show de monólogos y aún más si, como prometen, el humor arranca tantas carcajadas como para llenar sus salas incluso mucho antes de la hora de función. «Lo bueno que tiene es que el humor es lo que más le apetece a uno. Es una hora y media para dejar que te sorprendan y sobre todo cuando traes a la isla gente tan buena. De ahí en más, el boca a boca se encarga de llenar la sala», agregó Rubira.
Esta aventura empresarial del humor continuará durante todo el invierno. Pero para empezar, hay una primera cita el domingo en El Caña con el humorista Dany Boto, y una segunda, el próximo jueves en El Club con Rubén Moli. ¿El precio?, el mejor: una consumición. lLuciana Aversa