Hacer sonreír a aquellos que sufren alguna dolencia, a los mayores, a los enfermos. Contagiar con un poco de espíritu navideño a todos aquellos que pasan un momento difícil o que simplemente no se pueden desplazar por alguna incapacidad. Éste es el objetivo de los talleres organizados por el Ayuntamiento de Sant Antoni y que estos días desarrollan sus voluntarios y monitores en distintas residencias de enfermos o mayores de la isla. Ayer llevaron entretenimiento y diversión a la residencia Reina Sofía; una propuesta solidaria que se hace por primera vez y que, como su nombre indica, «Per una somriure, sólo pide a los receptores que, a cambio del entretenimiento den un sonrisa.
Y así lo hicieron los mayores de esta residencia, que incluso lucieron pelucas para bailar un vals o batirse a un duelo en el escenario del salón de actos. Eso sí, todos ayudados por los integrantes del grupo teatral de discapacitados Disparate, sin olvidar la coordinación de los monitores municipales. Para ellos, este tipo de labor, también ha resultado toda una experiencia. «Lo que buscamos, sobre todo, es sacarles de la rutina. Pero este año, al ser el primero es una actividad experimental. Si podemos repetir, las próximas navidades lo planificaremos a largo plazo porque la verdad, hasta que no estás aquí, no sabes lo que hay», explicó Javier Cayetano, coordinador de estas actividades y director del ciclo de ocio juvenil Un altre oci. Y lo que había ayer en la residencia era buena predisposición de los mayores a pasárselo bien, por lo menos, de aquellos que cuentan con mejor ánimo y fortaleza. El resto, ya sea en silla de ruedas o tranquilamente sentados en butacas, fue fiel público de esta mañana de talleres y bailes.
Fue una mañana de sonrisas sobre el escenario y nada pude ser un contratiempo para pasárselo bien, ni siquiera que no funcionara el equipo de música y que todos tuvieran que cantar villancicos o tararear el vals a capella.
En este recorrido solidario, la semana pasada, los monitores llevaron esta misma propuesta a la residencia Can Blai de Santa Eulària. «Allí hicimos un mural con los mayores y también con personas que sufren alzheimer. Hay casos que dan un poco de tristeza pero después, cuando vienen y te dicen que han pasado un día muy feliz, reconforta», agregó Cayetano. A principios de año pasarán también por la residencia Cas Serres y, aunque tenían previsto visitar el área de geriatría de Can Misses, aún no han recibido ninguna llamada. «Es una alegría que, por lo pronto, en estas fiestas no haya ningún niño internado», concluyó el coordinador. lLuciana Aversa