La timidez de muchos adultos a la hora de disfrazarse fue una de las características dominantes durante toda la mañana festiva de ayer. «Me hubiera gustado disfrazarme, pero me da un poco de vergüenza», explicaba Marian Tur mientras su retoño de 13 meses, Jaume, devoraba una galleta vestido de leopardo: «Le hemos vestido así porque es un traje cómodo para quitar y poner y además es muy abrigadito». ¿El año que viene se atreverá a disfrazarse? «Me gustaría para acompañar al pequeño; este año, por ejemplo, me podía haber decantado por el traje de exploradora o el de mamá leopardo». Como Marian muchas mamás y papás disfrazaron a sus pequeños, quizá los que más viven y disfrutan del carnaval, pero no se atrevieron a lucir un atuendo carnavalero, principalmente, por timidez. Sin embargo, durante la rúa de ayer también se pudieron ver a muchos adultos disfrazados, como Carmen Barriga, una señora de 73 años que todos los años se disfraza: «Siempre con amigas y con mis nietos; les animo a que lo hagan porque es muy divertido». Para esta ocasión Carmen eligió un vestido de faralae con una peluca negra y un antifaz: «Para que no me reconozcan por la calle».
Muchas ganas de fiesta, mucho baile, pocos caramelos y poco confeti fueron algunos de los rasgos significativos de la rúa de este año, que estuvo muy marcada por las actuaciones de baile de las diferentes carrozas, como la del estudio capricorn o la del 25 aniversario de la película Thriller, aunque eso sí, siempre con ganas de mucha fiesta y diversión: «Me está gustando mucho la rúa de este año; parece más completa, pero sigue en su línea, aunque quizá hemos echado de menos algunos detalles políticos porque estamos en precampaña electoral», afirmó Toni, que acudió a la cita con Carmen, Lina y la pequeña Indira vestido de payaso, aunque posteriormente puntualizó: «Quizá es mejor que no haya politiqueo porque es una fiesta para pasarlo bien». En este sentido, muchos asistentes comentaron que si bien la rúa mantenía la tendencia de anteriores ediciones echaban de menos algún toque irónico o sarcástico respecto a temas políticos, aunque como bien aseguró Toni: «Mejor dejar la política un día de lado, que ya estamos bastante saturados». La participación del público fue espectacular durante todo el desfile carnavalero: «Ese toro enamorado de la luna, que abandona por la noche la manada», cantaban varias personas desde un balcón de Ignasi Wallis mientras desfilaba la carroza La gran corrida, todos ellos vestidos de toreros. Incluso con el paso de algunas carrozas, como la de thriller, muchos se arrancaron con un dismiluado baile y, por supuesto, con los coros de la canción. Cerca de las 14'00 horas el desfile llegaba a su fin y tocaba recargar fuerzas con una deliciosa paella en Vara de Rey.
Simpáticos o sugerentes, de vaqueros, bailarinas de cabaret, brujas o sirenitas, ahora sólo queda pensar en el disfraz para el carnaval del año que viene.
Público entregadoMaría José Real