oy es el gran día. Muchos hoteles de la isla abren sus puertas para recibir a los primeros turistas de la temporada de verano, que generalmente suelen ser personas mayores. «Tenemos ganas de que empiece, aunque lo peor son los meses de julio y agosto porque hay mucha gente joven; suelen ser los más moviditos», explica Piedad Martínez, gobernanta del Hotel Victoria, un establecimiento que se preparó para la apertura de puertas del día de hoy desde el mes de marzo, cuando Piedad y su equipo de cuatro camareras de pisos empezaron la limpieza general de todo el hotel.
Una vez está todo impoluto, los diferentes sectores se preparan por su cuenta, generalmente cuando faltan tres o cuatro días para la apertura oficial. «La cara externa de la recepción no tiene mucho secreto. Tenemos que preparar los blocs de entradas, los formularios y el ordenador», explica Pedro Marí, el jefe de recepción de este hotel que se llevó una pequeña sorpresa al comprobar hace dos días que le faltaba una parte de su ordenador: «Pero localizamos esa parte rápido. Generalmente solemos encender el ordenador unos cuatro días antes para evitar sustos».
De puertas para adentro, Manuel Díaz, jefe de personal y hasta el año pasado jefe de bar, y Antonio Jiménez, jefe de cocina trabajaban hace dos días a destajo para tenerlo todo listo. «Lo primero de todo es limpiar las máquinas por dentro y ver que funcionan correctamente, aunque siempre hay alguna sorpresilla, como este lavavajillas, que no acaba de arrancar bien», afirmó el jefe de cocina mientras intentaba poner en marcha la máquina. «Tenemos una reserva en la que colocamos todas las botellas por orden, desde los anises, pasando por las hierbas y los aguardientes, por ejemplo. Esta colocación se mantiene en las estanterías del bar de manera que en el momento que ves un hueco hasta el camarero menos experimentado sabe qué botella falta», afirmó Manuel Díaz. Y añadió: «Una de las cosas que estamos limpiando desde hace varios días es la cafetera; le estamos cambiando el agua muchas veces para que cuando sirvamos el primer café éste no tenga ningún sabor extraño». Ahora sólo queda esperar la llegada de turistas.
María José Real