imón, David, Lucas, José Luis y Benito, del grupo ibicenco La Mala Hierba, fueron los primeros en pisar el escenario. El quintento de Santa Eulària repasó algunos de sus temas, como Mi día de noche o El rock del currante. Con el paso de los minutos, la afluencia de público fue en aumento de manera proporcional al crecimiento del tráfico, que hizo que las zonas habilitadas para el aparcamiento resultaran escasas.
Vestida de negro absoluto con camiseta, chaleco y unos pantalones cortos que dejaban patente la esbelta figura de la cantante, Raquel del Rosario apareció en el escenario con ganas de demostrar que tras esa imagen de chica frágil se encuentra una voz potente y desgarradora. Raquel, David y Juan Luis abrieron este esperado concierto en la Villa del Río con Nos vemos en el camino, de su último trabajo, editado el año pasado y que recibe el mismo nombre. Sonido cuidado, potente, una puesta en escena demoledora y la cándida, pero fuerte voz de la cantante demostraron a las más de 5.000 personas durante dos horas que el éxito conseguido con los años no es fruto de la casualidad.
Los temas más conocidos y marchosos del grupo, como Esta soy yo, Okupa de tu corazón o Para toda la vida se mezclaron con el sentimiento de las letras de Nada es suficiente o Dentro de ti. «Llega un momento especial del concierto. Ahora montaremos un pequeño salón de casa improvisado para que subáis a cantar con nosotros», afirmó Raquel con miles de gritos de fondo que clamaban ser uno o una de los elegidos. En total, 12 afortunados y afortunadas que además de corear las canciones hasta incluso improvisaron una coreografía. «En realidad esto es una encerrona. A ver quién se sabe la letra». Tras estas palabras, los primeros acordes de Ojos de cielo empezaron a sonar y cada uno de los chicos y chicas que tuvieron el privilegio de compartir el escenario con la guapa canaria tuvieron que cantar, algunos con mejor fortuna que otros, pues a más de uno y una Raquel les tuvo que chivar cómo seguía la canción.
A pie de escenario, los policías locales, guardias civiles, servicios de asistencia sanitaria y las autoridades que no quisieron perderse el concierto aprovecharon para retratar con el teléfono móvil el momento musical, como Vicent Marí, alcalde de Santa Eulària. Con la canción Sonrisa especial parecía que toda la energía de El sueño.. llegaba a su fin. Pero no fue así porque el grupo volvió al escenario para cantar Nunca volverá, una de las canciones más coreadas por sus seguidores. Tras saludar al público y dar las gracias a todos los asistentes, Raquel, Juan Luis y David tiraron las toallas con las que se secaron el sudor al público. «Hemos visto al público muy entregado. Ha sido una noche muy especial. Seguramente volveré en septiembre de vacaciones», aseguró Juan Luis después del concierto.
María José Real