Jaume Marí Torres, uno de los cuatro Germans sa Vinya que pusieron en marcha en 1953 el primer quiosco de playa de Portinatx, usaba una motocicleta mobilette para ir a por el hielo; Pep Torres Torres, Pep d'en Salvadó, excavó los cimientos del hostal La Cigüeña también de Portinatx rompiendo la roca viva con un mazo; Miquel Marí Marí, de Can Miquel des Port, capturaba el pescado que ofrecía en su restaurante de sa Cala de Sant Vicent mientras que Maria Marí Torres mataba la gallina o el pollo en la parte de atrás para ofrecer la paella que le reclamaban los primeros turistas.
Eran los años 50 y algunos emprendedores «tuvieron la visión de que el turismo podía ser una fuente de riqueza aunque seguro que no pensaron que se podía llegar a lo que se ha conseguido actualmente sino que más bien era una forma de ganarse la vida». De esta forma inició ayer su discurso el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí Marí Carraca, en el acto de homenaje a las personas y las familias que establecieron los primeros negocios turísticos en las zonas de Portinatx, sa Cala de Sant Vicent y es Port de Sant Miquel.
Además de a los ya mencionados, ayer se le rindió un sentido homenaje a Vicent Roig Escandell, Vicent des Port, y a Antonio Miguel Ques, Terracavat, des Port de Sant Miquel; Joan Torres Marí, Joan den Roig, y a Pep Torres Marí, Pep des Café, de sa Cala de Sant Vicent.
«Estas personas iniciaron algo en una situación muy precaria, con un desconocimiento completo del mundo turístico y pensando que aquello era una fuente de ingresos, una forma de ganarse la vida convirtiéndose en los primeros servidores de nuestros visitantes armados sólo con su cordialidad, su amabilidad y la manera ibicenca de hacer las cosas», añadió el primer edil.
El evento de ayer, que el alcalde pretende que tenga continuidad los próximos años con otros de los primeros empresarios turísticos en el municipio, consistió en la entrega a cada uno de los homenajeados de una placa y un diploma en reconocimiento y agradecimiento de su labor.
De más o menos edad, todos mostraban su orgullo y su satisfacción por el homenaje recibido y sólo dos no pudieron recoger los presentes en persona, el ya fallecido Vicent Marí Torres, y Joan den Roig, quien no pudo comparecer por su avanzada edad puesto que es la persona más longeva de Sant Joan.
La vida no era en blanco y negro pero sí que estaba marcada por el claro del polvo de los caminos, ignorantes del asfalto, y por la oscuridad de la noche, cuando la electricidad todavía no llegaba a muchos lugares y había que recurrir a rudimentarios generadores para tenerla. Cincuenta y cinco años separan las dos imágenes superiores. En la primera, la familia de los sa Vinya se reúne en el primer quiosco que abrieron en Portinatx; abajo, tres de los hermanos que iniciaron el negocio posan junto a parte de una nueva generación. Foto: JAVIER TORRES