Las compañías de autocares de servicio discrecional están retirando decenas de autobuses en Eivissa. La eliminación de las unidades más viejas se hace en mayor número que los transportes nuevos que se adquieren, una situación que no es nueva pero que se ha agravado esta temporada por la bajada del turismo.
«Nos sobran vehículos porque el turismo no viene como lo hacía antes; ahora hay un mayor número de pasajeros individuales, parejas, que compran los billetes de avión por internet y que se alojan en apartamentos, alquilan coches o recurren a los autobuses de línea para visitar la Isla», explica Antonio Caballero, presidente de la Asociación de Autocares Discrecionales de Eivissa y Formentera. «Para el sector del transporte discrecional, la demanda ha bajado mucho, tanto, que un par de años hemos quitado entre 30 y 40 autocares», añade.
La suma del cambio estructural de la demanda de sus servicios y el descenso coyuntural de la llegada de visitantes ha supuesto que las empresas del sector «hayan registrado un 20% menos de movimientos de turistas», un descenso que afecta tanto a los traslados a puerto y aeropuerto como a las excursiones organizadas.
«El tema de las excursiones es otro añadido más a la crisis porque son caras. La Isla es pequeña y la gente se lo piensa. A una persona le puede costar 70 euros ir a Formentera si sumamos el coste del barco y nuestro traslado. Entonces, una familia le puede salir muy caro y por eso o no las hacen o se alquilan un coche y les puede salir más barato», concreta Caballero.
Además de obligar a recortar el número de vehículos, la crisis también ha obligado a reducir el número de chóferes en plantilla. «En mi empresa hemos tenido unos 20 chóferes menos que el pasado año durante los cuatro meses de verano. No cabe duda que si no hay faena y este año hemos reducido la plantilla en 20, qué duda cabe que no se puede adelantar qué pasará el año que viene cuando todas las previsiones y perspectivas apuntan a que va a ir peor la cosa», dijo el presidente de la patronal.
Menos rentabilidad
A todos estos datos negativos hay que sumar el estrechamiento de los márgenes que están empezando a asfixiar a algunas compañías. «Además de la crisis se nos junta el tema salarial. Entre el pasado año y este, que se negoció el convenio, las nóminas han subido algo más del 10. Si a eso le ponemos el combustible, que ha subido más entre un 35% y un 40%, es fácil pensar los sobrecostes que están soportando las empresas habiendo menos faena y teniendo menos ingresos», asegura.
Las opciones para salir de esta situación no son demasiadas puesto que hay pocas alternativas al transporte discrecional de turistas. «Si no es con los touroperadores, no hay posibilidad de hacer demasiado negocio. En las líneas no nos podemos meter porque ya tienen sus empresas, son concesiones de hace muchos años y no es factible entrar. Lo que se podría hacer es que el trabajo para el servicio nuestro quede sólo para nosotros. Muchas líneas regulares hacen el servicio de línea y después el discrecional», argumenta.
Una vez acabado el verano, las posibilidades de trabajo para el transporte discrecional quedan bastante reducidas. Una de ellas son los viajes de la tercera edad organizados por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), si bien no cumplen con las expectativas del sector.
«Los viajes del Imserso de invierno a nosotros nos salvan la temporada baja si se paga lo que tienen que pagar pero esta gente (el Ministerio) quiere venir y que les hagamos de balde, o casi, los transfers al aeropuerto a cambio de las excursiones, algo que es imposible. Si se cobrara lo que toca, se podrían cubrir los gastos y, aunque no se consiguieran ganancias, al menos se podrían mantener puestos de trabajo», lamenta Caballero.
«Hace años, por ejemplo en Palma, algunas empresas aceptaban éste acuerdo porque se hacían muchas excursiones al ser menos caras; ahora han subido de precio, tienen menos demanda y no se pueden aceptar tratos que no cubran los gastos de los traslados», justifica.
El transporte discrecional (todo lo que queda fuera del transporte público o las líneas regulares y que se centra fundamentalmente en traslados del aeropuerto a los hoteles y las excursiones organizadas) también se ve afectado por la presencia de los 'taxi pirata'.
«Una cosa que está fastidiando en general a todo el transporte público es la cantidad de piratas que hay. Si esta gente que viene por libre no estuviera, los visitantes tendrían que coger los servicios públicos, no únicamente los nuestros, si no cualquier servicio legal: las líneas regulares de autobús, los taxis o los nuestros», asegura Caballero.
«Los transportes piratas cogen todos los servicios que quieren en las noches de la temporada y no sé cómo las autoridades no hacen algo más. Supongo que lo estarán mirando pero, de momento, esta gente no se quita. Llevamos ya un par de años que se están llevando a mucha clientela sin tener que pagar impuestos, tasas, seguros a los trabajadores ni hacer un bien a la sociedad», concluyó.