María tiene 45 años, trabaja, tiene dos hijos, un marido y, como la mayoría, paga todos los meses hipoteca y facturas de luz, agua y teléfono. A la hora de comprar, lo tiene claro: «¿Para qué voy a gastar 100 euros en una colcha para la cama de matrimonio cuando puedo pagar sólo 40 o 50?». Como ella son muchas las personas que acuden habitualmente a las tiendas multiprecio para comprar toallas, juguetes para los niños, papel higiénico o alfombras, por ejemplo. El precedente son las tiendas de 'todo a cien', que empezaron a proliferar cuando todavía vivía la peseta: «Durante esos años, el mercado estaba saturado por este tipo de tiendas. Con la entrada del euro se produjo una filtración y hubo un aumento de calidad en los productos», explica Lola López, propietaria de la tienda multiprecio Rosana 100. También, con el paso de los años, este tipo de comercios han sabido adaptarse a la demanda de sus clientes: «Al principio no teníamos tantas cosas. Poco a poco hemos ido incorporando sábanas, alfombras..Si venía una mujer y decía que las alfombras eran caras, por ejemplo, intentábamos tener alfombras baratitas», explica López.
Al contrario de lo que pueda parecer, este tipo de comercios también sufren la crisis económica: «La gente piensa que como aquí los precios son más baratos no notamos la crisis, pero lo cierto es que hay muchas personas sin trabajo y destinan lo poco que tienen a comida o para pagar facturas», afirma Paqui Cruz, dependienta de la tienda de hogar de Don Almacén, quien puntualiza: «Vendemos la mitad, quizá incluso menos que el año pasado. Lo que más sale lógicamente es lo más barato: la ropa interior y los calcetines, por ejemplo. La zona de sábanas y colchas está bastante paradita». Para intentar paliar un poco los efectos de la crisis estas tiendas también hacen ofertas e incluso ponen rebajas para animar al consumidor: «Quizá más para dar salida a algunas cosas de temporadas pasadas», cuenta Toñi Villodres, también dependienta de Don Almacén.
El perfil del cliente, además, se ha diversificado: «Estas tiendas suelen estar enfocadas a una mujer que es ama de casa. Del aspecto más tradicional de la ama de casa, casada y con hijos, han pasado a una mujer que tiene más de 25 años, independiente y quizá con casa en propiedad, aunque también vienen abuelos a por sus crucigramas y niños ha comprar algún juguete o material para el colegio», explica López.
María José Real