La cada vez menor importancia militar de la isla de Eivissa ha propiciado una progresiva retirada de las dependencias del Ministerio de Defensa que ha tenido en el Castillo de Dalt Vila (entregado al Ayuntamiento en 1974) el ejemplo más lamentable de abandono del patrimonio. Si los restos de las baterías costeras y anti aéreas de es Cap Martinet o la propia sa Caleta carecen prácticamente de valor, el conjunto la Almudayna, la Torre del Homenaje, la Casa del Gobernador, el edificio de ses Voltes y el resto de edificaciones que integrarán el recinto del futuro parador son uno de los puntales para entender la historia y la evolución de Dalt Vila.
La construcción del parador, el primero de Balears, convertirá las salas del recinto administrativo-militar en un espacio hotelero de alto nivel pero, al mismo tiempo, permitirá mantener y poner en valor algunos elementos históricos, como los restos de la época tardo-púnica (siglo II antes de Cristo) o parte de los elementos que conformaron la primera muralla musulmana.
Puede resultar discutible que se recupere un espacio tan emblemático para destinarlo a un uso empresarial (aunque de titularidad pública) pero, al menos, frenará la destrucción progresiva del patrimonio. El presidente del Consell, Xico Tarrés, destacó durante la colocación de la primera piedra de las obras el pasado jueves, que este espacio se convertirá en «un lugar al que todos los ibicencos traeremos a quienes nos visitan y podremos disfrutar del parador y sus vistas tomando un café». Habrá que esperar que sea a precios populares.
El parador tendrá una categoría hotelera equivalente a las cuatro estrellas y contará con 140 plazas turísticas. El acceso principal al recinto se realizará por las escaleras de Elías Torres, en la calle Universitat, justo al lado de la plaza de la Catedral (parte inferior izquierda del gráfico), aunque también contará con dos ascensores (uno para clientes y otro de servicios) para los clientes que usen del aparcamiento soterrado que se construirá en es Soto (entre los baluartes de Sant Jordi y Sant Bernat). Los visitantes tendrán unas excepcionales vistas que abarcarán desde Formentera hasta ses Salines.