Según explicó el conseller encargado del área medioambiental, Albert Prats, estas placas han estado un tiempo sin funcionar y, de hecho, las que están encima del edificio de la institución todavía no están conectadas a la red eléctrica, aunque ya se están realizando los trámites pertinentes. En total, se producirán 28.000 kilowatios hora al año y se producirá un ahorro de 11'5 toneladas de dióxido de carbono. «Es un cálculo conservador, porque seguramente se ahorrará más», explicó Prats, que criticó la «dejadez» del equipo de gobierno del PP con estas placas ya que no realizaron mantenimiento ni las conectaron a GESA. «Fue un despilfarro», lamentó el conseller, que indicó que las condiciones de sol que tiene Eivissa con óptimas para este tipo de energía.
Según anunció el conseller, ya están estudiando la posibilidad de ampliar las instalaciones también en otras dependencias del Consell, como por ejemplo en sa Coma, aunque en este caso habrá que esperar a que los edificios estén rehabilitados porque «los tejados están en muy mal estado».
En los últimos meses, un técnico del Consell se ha dedicado prácticamente en exclusiva a poner en marcha estas placas porque eran una «prioridad». De hecho, también se ha calculado lo que ahora GESA tiene que pagar por la energía que se le ha vendido desde que están en marcha algunas de estas placas (cinco años), lo que asciende a 11.500 euros (22.000 kwh). Esto ha supuesto un ahorro de 8'9 toneladas de CO2.
Las placas datan del año 2002, pero en algunos casos no se habían conectado a la red hasta ahora y algunas habían dejado de funcionar por falta de mantenimiento. Sólo se ha necesitado una pequeña inversión para ponerlas al día, pero se ha tenido que hacer mucho papeleo administrativo.