En unos momentos en los que la polémica está servida en el emblemático barrio de Dalt Vila, los vecinos opinan sobre lo que les parece por un lado el arreglo de las calles y por otro el tipo de piedra que se está utilizando.
En los últimos días el grupo ecologista GEN criticó el «atentado» que estaba suponiendo el sustituir las tradicionales piedras de Dalt Vila, a lo que tanto el Consistorio como la Conselleria de Patrimoni, contestaron que las obras de empedrado de este barrio eran legales, porque así lo recoge el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI), aunque ambas instituciones se mostraron abiertas a «hablar» y «afinar al máximo las contrataciones de las obras».
Algunos vecinos les recuerdan a los ecologistas el tiempo que han estado «abandonados» y sin que se realizara ningún arreglo en la zona, cuando incluso tenían «ratas y cucarachas» en las calles. En cuanto a las piedras que están poniendo, una comerciante de la zona opina que «los adoquines nos gustan, están muy bien y no resbalan, porque hemos tenido que llamar muchas veces a la ambulancia cuando la gente se ha caído y se ha roto algo en la calle de San Antonio. Esa calle era tercermundista».
Para otros, la piedra no está en sintonía con el contexto histórico en el que se encuentran, pero de cualquier modo reconocen que era muy importante que pusieran un material antideslizante para evitar todas las caídas que se producían. «Es mejor esta piedra que la otra, porque patina menos. Aquí se ha caído mucha gente y se ha hecho daño, porque en verano los turistas que llevan sandalias y tacones se resbalaban mucho. La calle estaba fatal, hacía falta que la arreglaran. Yo no estoy de acuerdo con los ecologistas, la verdad», opina una vecina de una de las calles en obras.
Algunos se muestran molestos con el hecho de que se estén arreglando tantas calles a la vez por las molestias de ruido y polvo que les suponen y solicitan que se acaben las obras lo antes posible, que se den prisa, sin embargo en lo que todos los vecinos encuestados están de acuerdo es en la necesidad que había de arreglar unas calles que lo necesitaban desde hacía muchos años y las instituciones no se animaban a hacerlo.