G.ROMANI
La consellera de Agricultura y Pesca del Govern Balear, Mercè Amer, presentó ayer la nueva regulación de la actividad de pesca submarina en las aguas interiores de Formentera. Se trata de una medida solicitada desde hace una década por las sucesivas administraciones de la isla, los profesionales del sector y que estará vigente durante los próximos cinco años. Al acto asistieron además el presidente del Consell de Formentera, Jaume Ferrer, el conseller de Agricultura y Pesca, Bartolo Ferrer y el Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores, Josep Juan Torres.
Los aspectos más importantes de estas medidas son la prohibición de pesca submarina los lunes, miércoles y viernes no festivos, y la creación de tres zonas de veda en las aguas interiores de Formentera que suponen un total de 2.500 hectáreas. Las zonas en concreto son 1.692 hectáreas marinas entre la Punta de la Gavina y Punta Rasa incluyendo Cala Saona, la segunda zona de 821 hectáreas es la que abarca los límites de es Caló hasta la punta del faro de la Mola pasando por la punta de sa Creu, y la tercera de apenas 14 hectáreas está situada al sur de los acantilados de la Mola en las zonas de es Ram y s'Estufador.
Profundidad
Además la resolución del Govern prohibe la pesca submarina en aguas interiores de Formentera a más de 20 metros de profundidad y establece un máximo de 20 licencias de pesca submarina otorgables anualmente.
Según explicó la consellera Amer, «se trata de dar una respuesta a una petición histórica, tanto de la administración de Formentera como de los pescadores profesionales, regular esta actividad y poner remedio al mal estado de conservación de las poblaciones de determinadas especies marinas objeto de la pesca submarina que las medidas han sido consensuadas con las administraciones públicas y las cofradías de pescadores pensando en todo momento en la sostenibilidad y el equilibrio de los recursos marinos».
Amer indicó que las decisiones se han tomado en función de los estudios efectuados por los técnicos de la conselleria de que «han llegado a resultados contundentes sobre el estado de determinados recursos marinos, en especial al respecto de especies muy vulnerables como el mero o el caproig o los escorballs que son casi inexistentes en los fondos marinos mientras que hay gran población del resto de las especies».