Eivissa pel Canvi (ExC) y el Bloc per Mallorca-PSM mantuvieron ayer un encuentro en Vila para repasar los dos años de colaboración entre ambas formaciones y poner en común los objetivos para el próximo curso político, que se iniciará en septiembre. Uno de los puntos fundamentales, en el que incidieron ambos partidos, fue la necesidad de mejorar la financiación proveniente del Estado con el fin de evitar disputas sobre posibles discriminaciones del resto de islas respecto a Mallorca.
«Este es un tema delicado y difícil. La pobreza de recursos con que cuenta Balears hace que se produzcan ciertas actitudes de egoísmo desde Mallorca que, en una situación de concierto económico, puede que no se dieran», consideró la diputada autonómica de ExC, Esperança Marí.
Antoni Alorda, del Bloc, coincidió en señalar que «se debe hablar de pasos hacia cierta confederación, dando más competencias y recursos a cada Isla con un nuevo modelo de financiación». Ligado con esta cuestión, Alorda se refirió a la negociación de la mejora de la financiación proviniente del Estado y señaló que «es lamentable que el sistema no avance hacia un modelo más confederal, con los ingresos de cada Comunitat financiando sus gastos, algo parecido a lo que ocurre en País Vasco y Navarra».
«La postura del partido, como formación política y por parte de las consellerias que controla (como Medi Ambient y Comerç) ha sido siempre la de atender las necesidades de las Pitiüses y Menorca con la conciencia de que los déficits que sufrimos son siempre más graves aquí», explicó Miquel Àngel Llauder, de la formación mallorquina. A este respecto, Marian Suárez, de ExC, reiteró que «desde siempre hemos trasladado (al Bloc) nuestra sensación de agravio comparativo y siempre nos han apoyado».
Preguntados respecto a la decisión sobre el patrimonio de la Cambra tomada por Francesca Vives, consellera de Comerç nombrada por el Bloc-PSM, tanto Marí como Alorda señalaron que lo mejor sería recurrir al contencioso administrativo y atribuyeron las diferencias a una «herencia» de la gestión de José Juan Cardona, anterior conseller de Comerç.
El político mallorquín fue más duro y calificó las denuncias interpuestas como «salida de tono» y exceso teatral.