A golpe de tambor y corneta comenzó la procesión a las puertas de la Iglesia de Sant Elm en honor a la patrona del mar, la Virgen del Carmen. Aproximadamente a las ocho de la tarde de ayer centenares de personas esperaban la salida de la Virgen del Carmen con expectación. Turistas, curiosos y devotos a la Virgen la recibieron entre emoción y aplausos, siguiéndola hasta calle de la Virgen, calle de antigua tradición marinera.
Acompañada por la música de la Banda Ciutat d' Eivissa i la Banda de Cornetes i Tambors d' Eivissa, la procesión llenó de orgullo a los presentes. Se encontraban mujeres que se saludaban entre lágrimas. Para una mujer procedente de Cartagena este homenaje significa mucho: «Ha sido muy emotiva: la música, los aplausos, la gente. Pero más que nada me gusta el reconocimiento a los marineros fallecidos en el mar y del trabajo que hacían y hacen».
Incluso se podía ver a un niño con muletas siguiendo la procesión que no pudo tocar con la banda por su lesión. Para Paco, que viene de Cataluña, esta fiesta es muy simbólica: «Me encanta que se haga un reconocimiento así a los marineros». El paso lento y solemne hizo que los turistas presentes también se decidieran a seguir a la patrona por la calle de la Mare de Déu. Muchísimos vecinos la observaban desde los balcones de sus casas y realizaban numerosas fotos para guardar en el recuerdo aquel día. Se podían ver las flores colgadas por toda la calle en honor a la patrona de los marineros. La procesión se trasladó hasta el corso del puerto donde se encontraba aún más gente aglomerada en las escaleras para poder ver cómo la embarcaban. Se detuvieron unos minutos antes de llevársela al mar. Una vez embarcada salieron de la estación marítima para hacer el trayecto acompañado por la música y a su regreso tuvo lugar el momento más emotivo de todos. La corona se tiró al mar en honor a los marineros fallecidos. Una vez que ésta estuvo en el agua, algunas de las personas que seguían la procesión recogieron pequeñas hojas de la corona para quedárselas de recuerdo, en un día donde se conmemoró a la Virgen del Carmen y a todos los que desaparecieron en alta mar. Cuando la desenbarcaron la portaron de vuelta, siempre con música, de regreso a la Iglesia.