«Los días de más trabajo suelen ser los de final de mes, que la gente viene con la necesidad de vender sus pertenencias porque lo está pasando mal», asegura Javier Gibert, gerente de la joyería Hiper Oro. Prueba de ello es que «algunas personas comienzan a desprenderse de las joyas que llevan puestas con la finalidad de conseguir un dinero determinado que necesitan para pagar una hipoteca, un alquiler o para dar de comer a la familia», informa Gibert, quien calcula que el 75% de las personas que venden oro son mujeres, aunque el resto son hombres que también se desprenden de la cadena o pulsera que llevan puestas.
Oportunidad
El gerente de la joyería reconoce que no tiene referencias «porque hace pocos meses que comenzamos a compar el oro. Anteriormente era un servicio que no prestábamos pero vista la demanda y la gente que quería vender este metal decidimos legalizar todo el sistema para poder comprarlo. Los clientes llegaron a preguntar haste el triple de veces de lo que lo hacían antes por este servicio por lo que vimos una oportunidad para ellos y para nosotros también», admite Gibert.
En cuanto al precio del metal, el gerente de Hiper Oro dice que se ha triplicado su valor y ahora merece la pena mucho más venderlo que antes», y explica que si hace 15 años el oro se vendía en las joyerías a diez euros el gramo, ahora se está comprando exactamente por ese precio, a diez euros el gramo de oro usado y de 18 kilates, «por lo que merece la pena deshacerse del oro que ya no se usa y de un modo muy rentable».
«El precio de oro está muy caro» y el motivo, según Javier Gibert, es que la electrónica actualmente consume mucho oro, los móviles o los lectores de MP3 llevan pequeñas cantidades de oro, que suponen que aumente el precio del metal. Ya no la industria de la joyería, sino la industria de la electrónica tiene mucha demanda. «El precio es demasiado alto teniendo en cuenta el uso real en joyería, pero se usa en otras cosas», explica el gerente de la joyería.
Artículos variados
El dinero que suele llevarse alquien que va a vender oro a la joyería oscila entre los 200 y los 400 euros, «que los suele necesitar para algo importante como comer o pagar deudas». El gerente de la joyería, pone el ejemplo de una pulsera, que fácilmente puede pesar diez gramos y por la que alguien que lo necesite se puede llevar cien euros.
Los artículos que se venden de modo habitual son diversos, «desde la cadenita con la placa, a pulseras, anillos, recuerdos de la primera comunión o de cuando eran bebés, como esclavitas que ya no se usan. Suelen ser cosas sentimentales que ya no se ponen», dice Gibert.
Por lo que respecta al perfil del vendedor de oro, «es gente de todo tipo, incluso personas que habían sido clientes hasta hace poco y de golpe las cosas han empezado a irles mal. Por lo general familias que no han cotizado lo suficiente o que tienen a varios miembros en el paro».
Nombre: Javier Gibert. Profesión: gerente de la joyería Hiper Oro. ¿Ha estado alguna vez en paro? No. Familiar más cercano sin empleo: ninguno. Posición respecto a la crisis: es optimista, ya que opina que la crisis ya ha tocado fondo. Dice que es como una ola que ya ha pegado el golpe y ahora está volviendo hacia atrás y esa es la limpieza de los que sobran y no eran efectivos. Augura una recuperación lenta, pero que ya ha comenzado».