En el mismo instante en que el cañón comenzó a lanzar espuma sobre las cabezas de más de cincuenta niños de Platja d'en Bossa, decenas de padres que observaban la escena arrancaron en aplausos. Ellos sí se encontraban a salvo del baño de espuma.
«El año que viene vendrás con gafas de natación», le decía una madre a su hija mientras limpiaba con una toalla los ojos de las pequeña. Mientras, en la cancha, convertida en bañera gigante, los niños, algún adulto y varios adolescentes se sumergían y se lanzaban grandes pedazos de espuma. Hubo en la tarde de ayer mucha diversión y también algún que otro resbalón sin mayores consecuencias. Vestidos con traje de baño y chanclas, los participantes disfrutaron de más de media hora de juegos jabonosos.
La fiesta infantil de ayer fue uno de los actos que cerraban las fiestas patronales de este barrio de Eivissa. A medianoche, los fuegos artificiales despedían la celebración hasta el año que viene.