Las fiestas del Pilar, en la Mola, siempre se convierten en un gran atractivo para los turistas tardíos, principalmente alemanes, para los ibicencos que desembarcan en la Pitiusa Menor y para los propios formenterenses que no dejan de acudir año tras año pese a que el tiempo no sea favorable. Lo cierto es que el día de la virgen del Pilar, la patrona de la Hispanidad y de la Benemérita, la Mola está a rebosar; algunos decían que este año había poca gente pero lo cierto es que lo decían sin haber visto la afluencia de personal. Un personal que no se arredró cuando a primeras horas de la mañana los nubarrones cubrían gran parte de la isla, al final, agua de borrajas pero sin agua, sólo algunas nubes en momentos puntuales.
Lo cierto es que la iglesia se quedó pequeña como pocas veces se ha visto y ello no se sabe si era por la fiesta, el día en concreto, porque la misa fuera cantada por un coro procedente de Sant Josep, porque la homilía la impartía un misionero o? por lo que fuere, pero la iglesia estaba rebosar, el atrio y la plaza de bote en bote y muchos se instalaban en los muros o bares cercanos a la espera del final de la misa.
Actos religiosos
La misa solemne con la Benemérita en pleno y gran presencia de políticos, tanto del equipo de gobierno, casi al completo, como del PP y del GUIF, los partidos en la oposición, tuvo su continuación con la procesión que abría el equipo de gobierno con el presidente del Consell de Formentera llevando el estandarte con la ayuda del conseller Bartomeu Escandell, de la Mola y del diputado autonómico por Formentera, Pep Mayans. La última imagen en salir de la iglesia era, como es habitual en estas circunstancias la de la 'Pilarica' portada por los números de la Guardia Civil y a continuación el público asistente que buena panzada de caminar hizo para completar el recorrido previsto, la carretera hasta el cruce del camino de sa Talaiassa y posteriormente doblando a la izquierda por la calle Àngela Ferrer hasta, tras sobrepasar el cementerio regresar a la plaza de la iglesia..
A continuación el ball pagés, sin él no hay fiesta que se precie, y el convite popular, que eso tira y mucho, como si nadie hubiera comido en una semana.
Hasta la madrugada
Por la tarde los eventos comenzaban alrededor de las siete de la tarde con 'Trencaclosques' para a partir de las ocho dar comienzo a la gran torrada popular amenizada por 'Projecte Blut' con la previsión de que a las nueve el rock clásico de 'Blues Màfia i es Saligardos' calentara la noche hasta el momento en que subiera al escenario un legendario del pop español como Tony Ronald. Tras su actuación los fuegos artificiales, que a diferencia del pasado año que no pudieron llegar por cuestiones relacionadas con las barcas especiales que transportan materias peligrosas, si estaban preparados, para acabar la jornada con el concierto de 'Zapping' lo cual quería decir que era imposible desconectarse y que sería una velada 'hasta que el cuerpo aguante' como decían los castizos. G. Romaní