Nació en un pueblo de Almería (Olula del Río). Con 20 años vino a Eivissa para pasar nueve días de vacaciones pero lleva ya otros 20 en la isla. «Me encontré a mí en Eivissa», confiesa sin tapujos este homosexual declarado. Al margen de su trabajo profesional, como camarero y ahora asesor de dermocosmética, fue uno de los fundadores del grupo de teatro Vaporustedes del que se ha tomado un año sabático. También ha trabajado en el GAT y Atrezzo. «Me encanta el escenario, lo primero que hago es besarlo», dice.
-¿Su vocación frustada es ser actor?
-No, porque lo llevo a cabo.
-Pero se ha tomado un año sabático.
-Pero en este grupo y también tengo que reorganizar mi vida laboral. Estuve en el GAT tres años pero la disciplina es muy dura y la hostelería no te deja mucho tiempo. Frustado no, soy muy extrovertido.
-¿Le ha gustado el mundo de la farándula?
-Mucho. Hace doce o trece años vi como espectador una obra de teatro. Yo soy muy envidioso y la envidia te lleva a dos cosas: o destruyes lo que te gusta o te apuntas. Me apunté a un curso de teatro en el GAT y salí en una obra.
-Veo que no le importa desnudarse porque acaba de confesar que es homosexual y envidioso.
-Me he desnudado también un escenario pero no ha sido integral porque no ha procedido. Soy muy discreto para mi vida íntima. La envidia es eso, soy envidioso. La ilusión de mi vida es presentar el festival de Eurovisión. Soy antitelevisión pero veo el momento de recibir las votaciones.
-¿Tiene paciencia para estar en un grupo como Vaporustedes con actores discapacitados?
-Hay que tener mucha paciencia porque tiene que haber más ensayos. Un ensayo general de cualquier obra se hace 24 horas antes pero nosotros hacemos un ensayo dos horas antes y cuando se van a vestirse y maquillarse se les ha olvidado todo. Los monitores son, por eso, muy importantes.
-¿Qué ha aprendido de su trabajo como monitor en el grupo de teatro?
-A no quejarme de la vida. Hay una chica del grupo que tiene una memoria increíble. Un día le dije «Envidio tu cabeza» y ella me contestó «yo tus piernas», porque tiene una discapacidad motriz.
-¿Le ha resultado difícil trabajar con discapacitados?
-No, es como estar con niños. Hay que tener mucho cuidado y estar pendiente de ellos. Creo que es más complicado trabajar con «gente normal». Ellos, en cambio, saben hacer caso.
-¿Cuándo va a volver a retomar el teatro?
-El teatro funciona como en los colegios, en verano hay vacaciones. Nunca se echa a nadie del teatro. Igual lo retomo en septiembre. Tengo que hacerme una limpieza de prejuicios. Me voy a apuntar a un curso de monólogos.
-Después de 20 años en Eivissa, ¿cómo encuentra la isla?
-Vine a Eivissa de vacaciones hace 20 años y me quedé. Hoy no me quedo porque se ha vulgarizado. Eivissa tenía encanto, pero ya no. Es una gozada vivir aquí, no soy materialista pero la esencia ibicenca ya no está. Estoy muy a gusto en Eivissa, soy muy conocido, da asco ir conmigo por las calle pero hay algo que ya no hay. No comulgo con la ideología de los ibicencos. Me gusta mucho la política. Aquí sólo se permite a los ibicencos entrar en política. ¿Cómo es posible de que 25.000 ibicencos con raíces en la isla no se pongan de acuerdo para llevar un sitio tan pequeño? Por intereses económicos, nada más.