La supresión del turno de noche en la torre de control del aeropuerto de Eivissa provocó, según el relato de uno de los controladores aéreos, que en la madrugada del domingo 21 al lunes 22 de marzo, un avión medicalizado del IB-Salut, procedente de Palma de Mallorca, se viera obligado a sobrevolar el aeropuerto durante más de media hora hasta que el controlador llegase a su puesto de mando y autorizase el aterrizaje. A este hecho se le suma el agravante de que el avión debía trasladar a un paciente de forma urgente, que se encontraba en tierra esperando. Fuentes del IB-Salut confirmaron ayer a este periódico que efectivamente se registró una «demora logística» en el aterrizaje del avión.
AENA, por su parte, indicó que el tiempo «de respuesta máximo del controlador para llegar al aeropuerto en caso de que sea requerido es de 40 minutos y el controlador tardó 21 minutos, es decir, la mitad del tiempo de respuesta indicado». AENA añade que las instalaciones aeroportuarias de Eivissa cierran durante la temporada de invierno por las noches. «Hasta este año, y a pesar de estar cerrado, había un controlador de turno 'in situ' en el aeropuerto, pero eso se ha sustituido por una guardia localizada». Por último, AENA explica que la temporada de verano entró en vigor el pasado 28 de marzo por lo que ya se ha reiniciado de nuevo las guardias 'in situ' debido al incremento de las frecuencias aéreas y a que la terminal abre sus puertas durante la noche.
Los afectados
Los controladores aéreos de Eivissa criticaron a este periódico que, tras el Real Decreto del pasado 5 de febrero mediante el que se regula las condiciones laborales de este sector, se ha suprimido el turno de noche 'in situ' alertando de que se pueda producir situaciones «graves» ante las urgencias que se puedan dar a lo largo de la madrugada en las instalaciones aeroportuarias.
Si antes existía un controlador que se ocupaba del tráfico aéreo desde las 22,00 horas hasta las 07,00 horas, ahora esta misma persona se encuentra de guardia en su casa. Para ello, si existe alguna urgencia a lo largo de la noche se debe localizar al personal de guardia, que deberá trasladarse hasta las instalaciones aeroportuarias ya que la torre de control se encuentra deshabitada durante los meses de invierno.
Aún así, los controladores responsables, de la torre de Eivissa expresan su malestar por esta modificación que califican de «muy grave», y apuntaron que la Isla tiene «muchas carencias sanitarias» y es que cualquier traslado de pacientes al Hospital de Son Dureta o al Hospital de Formentera puede convertirse en un «gran problema» debido a la inexistencia de una guardia 'in situ'.
De hecho, apuntan que el protocolo para actuar «es muy débil» con lo que indican que es «muy fácil» que falle. De esta manera, señalan que ya ocurrió otro caso similar en los últimos meses con la coincidencia de que pasó durante los últimos momentos del turno de la tarde y se puede controlar y aseguran que la seguridad se está viendo «mermada».
Eivissa prevé acoger durante esta semana 587 vuelos, un 27,3% más que en 2009
El aeropuerto de Eivissa prevé acoger a lo largo de esta Semana Santa, desde ayer y hasta el próximo lunes, 587 vuelos, lo que supone un incremento del 27,3 por ciento respecto al pasado año. Estos movimientos suponen poner en el mercado 76.821 asientos, que significan un incremento del 41,2 por ciento en comparación con el año anterior.
El día con mayor movimientos aéreos será el próximo lunes, 5 de abril, con 110 vuelos y 14.123 plazas que suponen el incremento de hasta un 54,1 por ciento en los asientos existentes y un 37,5 por ciento en el número de operaciones en comparación con los datos del año anterior.
En términos globales, y según AENA, los aeropuertos de Balears tienen previsto acoger durante estos días un total de 3.739 vuelos, dato que representa un incremento del 12,7 por ciento respecto a las operaciones de la Semana Santa de 2009.
Aún así, desde AENA apuntan, a través de un comunicado, que el número de aterrizajes y despegues está sometido a continuas variaciones debido a los ajustes finales que las compañías aéreas realizan en las programaciones de vuelos en función de la demanda existente.