Anna y Alfonso celebran la diada de Sant Jordi en la localidad que lleva el mismo nombre desde hace tres años, cuando abandonaron su Barcelona natal para disfrutar de sus años de jubilación en la isla. Este año es muy especial para ellos: «Cumplimos nuestros 44 años de casados», puntualiza Anna, quien precisó: «Como cada año. Alfonso me ha regalado la rosa. Yo le regalaré el libro por la tarde cuando vayamos a ver los puestos de Vara de Rey». Durante la mañana disfrutaron con el resto de residentes y algunos turistas de la fiesta más tradicional en honor al patrón de la población, en la que el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, ofició la misa solemne que estuvo seguida de la procesión de los santos, encabezada por Sant Jordi. Y mientras el obispo concluía la homilía, algunos padres y madres disfrutaban de la compañía de sus retoños en los columpios del parque en el que aprovecharon los más de 20 grados de temperatura para jugar sin parar.
En la plaza de la iglesia, algunos de los asistentes compraban libros y rosas para las personas que más quieren. «Hace muchos años que venimos a festejar el día de Sant Jordi al pueblo. Hemos dejado la comida hecha y así llegamos, comemos, y por la tarde nos vamos a Vara de Rey», afirmaba Carmen, quien puntualizó: «Las rosas nos las hemos regalado entre nosotras».
Tras el desfile de carros que siguió a la procesión, los integrantes de la colla de Sant Jordi se organizaban para empezar a abrirse paso entre la multitud. El pequeño Toni, de dos añitos, aún no forma parte del grupo de baile: «Pero dentro de poco pasará a ser un ballador más», puntualizaba su mamá. Jordi, de cinco añitos; Josep, también de cinco; y Andreu, de ocho, esperaban a que los más mayores del grupo de baile les condujeran al lugar de la demostración folclórica, que contó con público de Valladolid. «Somos el grupo invitado de este año. Hemos venido 33 personas que actuaremos mañana [por hoy]. Es nuestro primer espectáculo en la isla», comentó Loli Rico, bailarina del Grupo Folclórico Aires Castellanos.