Ellos disfrutan mucho en la feria pero se aburren si están todo el tiempo en los puestos y paseando», comentaba ayer Aurora, una madre que como tantos otros progenitores acuden estos días a Eivissa Medieval 'arrastrados' por sus pequeños. Mientras, sus hijas Irene y Laura, jugaban en el campamento infantil habilitado en el baluarte de Sant Llùcia. «Me ha gustado mucho montar en pony», decía entusiasmada Laura, mientras su hermana Irene exclamaba: «¡A mí me ha gustado el juego del queso!».
Sin duda, en este tipo de eventos los niños son los protagonistas, y ayer se volvió a comprobar. En el segundo día de feria y con un tiempo primaveral, decenas de pequeños disfrutaban en cada esquina. Pedro, de 7 años, y Jerome, de 8, con la cara llena de pintura, se esforzaban en hacer una gran torre con piezas de madera. Como dificultad a su tarea, el pequeño Samuel, de 2 años, hacía fuerza para tirar la atalaya. «El año pasado había menos juegos de este tipo. Vinimos ayer, pero él quería venir corriendo aquí y estar todo el rato», comentaba Laura. Mientras, su hijo Samuel seguía intentando desplazar el colorido torreón.
Para algunos padres, además de que se diviertan sus hijos y disfruten del espíritu de estos días de fiesta, también es muy importante la independencia que les da a los niños. «Es genial que haya tantos juegos y actividades, así tienen algo de autonomía y no están toda la feria dependiendo de los padres», explicó Loli, mientras sus dos hijas mellizas, Aina y Núria, lanzaban con una ballesta de madera flechas ventosa.