Natasha Collis coloca con mucho esmero varias piezas sobre unos tapetes grises a modo de marcos. Una vez colocados, los vuelve a cambiar de posición buscando la combinación perfecta. Varias pulseras, unos anillos, un brazalete con un collar a juego, y así, múltiples combinaciones hasta dar con la propuesta apropiada. «Soy muy exigente, siempre busco la mejor posible», comenta Collis, sin levantar la vista de la pieza que está colocando. Estas joyas son el resultado del trabajo de cinco diseñadoras que crean sus colecciones en Eivissa, donde residen desde hace años. Natasha Collis, Shakti Ellenwood, Kerstin Howard, Joy y Sia Taylor son los nombres que se esconden tras Pure Form, este colectivo de creadoras de joyas. «Es muy difícil para cada una organizar exhibiciones, además de costoso. Aunque cada una hace su trabajo y colecciones de forma individual, sí tenemos algo en común: están hechas a mano y por tanto, cada pieza es única y exclusiva. Por eso nos hemos unido, para hacer fuerza», comenta Joy, otra de las diseñadoras.
Exhibiciones
El montaje de estas piezas es una prueba para las muestras que están preparando para este verano. La primera cita será el 1 julio en el agroturismo Atzaró, en Sant Llorenç, desde las 20,00 horas. La segunda será el 31 de julio en El Chiringuito, en es Cavallet, desde las 16,00 horas. En el mes de agosto, el día 12, Pure Form visitará la tienda en Sant Miquel de una de sus integrantes, Natasha Collis, a partir de las 18,00 horas. La última fecha será el 4 de septiembre cuando las diseñadoras muestren sus colecciones en El Hotel, desde las 20,00 horas. también participarán otros diseñadores como Txe Aymat, Neli Caldenty, Romy Derman, Rosaline de Thelin, Natasha Dahlberg y Monica Bodenham.
Además de estas exhibiciones de sus propuestas, estas emprendedoras joyeras han puesto en marcha el concepto pop up boutique, o tienda a domicilio. «ya estamos recibiendo llamadas de personas interesadas en este sistema», comenta Joy. Mientras, en el pequeño taller de su casa, Kerstin Howard se afana en tallar una de sus pulseras.
Cada una trabaja los materiales de manera distinta y en algunos casos coinciden en su utilización. Oro, plata, piedras preciosas, cuarzos, amatistas, turquesas o topacios se vuelven formas orgánicas en estas piezas exclusivas que tienen mucho de obras de arte. «Cada trabajo es tratado como único y eso, tiene mucho de arte. Tenemos clientes que valoran mucho este aspecto», explica Collis.