Con la mejor de sus sonrisas, Fernando (el coctelero), Roberto (el coordinador), Mitra y Beatriz (las camareras), se embarcan desde el pasado día 18 y hasta la semana que viene en una pequeña lancha motora para 'asaltar' todo tipo de barcos y enseñar a quienes están en ellos los mejores trucos para conseguir unos mojitos deliciosos. Por segundo verano consecutivo, los comandos náuticos de Brugal recorren las playas ibicencas para sorprender a residentes y turistas con clases sobre cómo preparar los mejores cócteles con ron, mucho cariño y algún que otro truco.
A diferencia del año pasado, en el que también recorrieron la costa levantina, en esta ocasión se centrarán sólo en la costa balear.
Una vez las bebidas están preparadas y la fruta cortada, los cuatro integrantes del comando náutico se lanzan al mar para visitar a las embarcaciones fondeadas en playas como cala Tarida, ses Salines y, en el caso de ayer, cala Jondal. «Hola, somos de ron Brugal venimos a darles una clase de coctelería, ¿nos dejan subir al barco?», preguntaron Beatriz y Mitra con un tono amable y muy amistoso. Una vez en la cubierta del 'Elena', Fernando desplegó todo su ingenio para mostrar cómo se hace un golden mojito: «Lo que le diferencia del resto es que se hace con ron Brugal extra viejo y ginger ale. En un vaso ponemos una cucharada de azúcar de caña, tres octavillas de lima y una hojita de hierbabuena. Lo machacamos para que salga su jugo y a continuación echamos unos cuatro segunditos de ron. Esperamos a que se disuelva el azúcar, le ponemos hielo, le echamos el ginger ale y que macere un poquito». El hielo, según explicó Fernando, tiene que estar picado: «Lo que pasa es que aquí ponemos dos o tres cubitos porque al hacer tanto calor se derrite antes si lo ponemos picado». Y el resultado, «increíble», según comentó uno de los tripulantes del yate Elena desde el jacuzzi del barco.
Y mientras unos disfrutan con estas bebidas, otros trabajan para prepararlas. «La verdad es que es un lujo estar en esta campaña. No había estado nunca en Eivissa y me está encantando. Son unas vacaciones pagadas, sin duda», explicó Beatriz, una de las camareras, para quien la convivencia con el resto de la tripulación del catamarán Brugal es «una especie de Gran Hermano. Vivimos en el barco, el espacio es más reducido y tenemos que procurar tenerlo todo ordenado. Llevamos unos días juntos y parece que nos conocemos de toda la vida», puntualiza.
Este comando náutico, que preparó el verano pasado 15.000 cócteles en Eivissa, estará en las Pitiüses hasta el día 31 para más tarde visitar Mallorca.