«Todo comenzó en 1952, estaba en mi casa, en la finca, y me dio la idea de comprar un trocito de terreno en Sant Carles. Antes pensé en poner una fábrica de teja, porque yo tenía la idea de hacer algo». Es como recuerda Juan Marí Juan, 56 años después, el momento en que se concibió la idea de arrancar Las Dalias. «Cuando compré el terreno no había nada más, la carretera no estaba, en su lugar había un camino de piedras y en todo Sant Carles no había más que un coche», añade.
El establecimiento abrió sus puertas un 4 de noviembre, coincidiendo con las fiestas del pueblo y el día de Sant Carles. En aquel tiempo no se podía hacer bailes, «y si se hacían, había que contar con que el cura mandaría a una pareja de la Guardia Civil, porque no estaba permitido, no se podía bailar agarrado a una chica». Por ese motivo, el secreto del éxito de Las Dalias en sus inicios, reflexiona hoy Juan, estuvo en conseguir un permiso de sala de fiestas y poder hacer bailes. Inicialmente, «el bar era lo que es la barra hoy en día y la sala de baile estaba cubierta de pinos, era ridículo, pero la gente venía porque quería bailar y no había otra cosa», analiza.
«Venía toda la gente del pueblo, comían de manera desesperada para poder llegar pronto y coger un buen sitio en los bancos del baile. Querían poder ver bien a las chicas para elegir. Chicas que, por otra parte, venían acompañadas de sus madres y se sentaban con ellas que las miraban atentas mientras algún joven las sacaba a bailar».
Tal no fue el éxito del establecimiento, que «el cura, para evitar que los feligreses acudieran tanto a Las Dalias empezó a hacer cine, para tratar de que volvieran a su redil. Pero la gente prefería bailar, conocer chicas y festear, que era lo que se comenzaba a hacer en la época», explica el hijo de Juan, Juanito Marí, quien desde hace años se encarga del negocio familiar.
En aquellos tiempos, Juan recuerda que tenía que ir hasta Eivissa en bicicleta para conseguir los refrescos y productos necesarios para el bar, «venía muy cargado, hasta con hielo, que a veces llegaba medio derretido».
Las primeras bodas
En los años sesenta, empezaron a celebrarse bodas de toda la Isla en Las Dalias. «Era porque no había un local en toda Eivissa en el que pudieran sentarse hasta 400 personas juntas».
Las primeras bodas en este emblemático negocio tuvieron un matiz bien distinto al que pueden tener actualmente las que se celebran en cualquier lugar. Cuando comenzaron los banquetes en Las Dalias, eran los propios invitados los que se llevaban los cocineros, la comida, la bebida y hasta las orelletes o lo que querían de postre. «Venían cargados con el cordero o los pollos. Los mataban y los traían frescos aquí. Nosotros, al principio, sólo poníamos el servicio y el montaje de las mesas. Luego ya fuimos dando los diferentes servicios».
Los cocineros ofrecían los platos de aquel tiempo como sofrit pagès y arroz. Padre e hijo sonríen cuando recuerdan que al día siguiente de la boda, acudían los familiares más allegados a terminarse toda la comida y bebida que había sobrado.
En cuanto al precio, «no se cobraba casi nada, muy poquito. Si se traían ellos la comida, cuatro duros por persona y si la poníamos nosotros, unas 90 pesetas por cada invitado».
Después de los bailes, las bodas y las barbacoas, Las Dalias ha atravesado por distintas etapas, sin duda las que más repercusión han tenido son las vinculadas a la música y al mercadillo de artesanía que arrancó en 1958.
En cuanto a los músicos, Juanito Marí recuerda el paso de reconocidos artistas, «ya fuera por Las Dalias o por los escenarios». Es el caso de Bob Marley, Mick Jagger, Mick Hutchnal -líder de Simple Red-, Ninda Hagen, o los componentes de Queen o de UB40, entre muchos otros.
Por lo que respecta al mercadillo hippie, precisamente este año ha cumplido 25 años, algo que ha supuesto otro momento importante para Las Dalias. «Con este motivo hemos salido fuera de la Isla, a Madrid, como empresa», relata Juanito Marí.
Y en lo referente al futuro, «Las Dalias tiene que seguir la dirección que tomó hace muchos años, un local que mantiene la esencia de la Eivissa hippie que todos añoramos. Tenemos que seguir trabajando para mantener viva esa esencia», proyecta Juanito Marí.
Ensalada, pollo, ensalada de frutas y champagne 'a gogó'
Para Juanito Marí su padre fue, a finales de 1960, el fundador de las barbacoas en la Isla. «Fue cuando empezaba el turismo de los grandes hoteles, entonces se recogían a los turistas de toda Eivissa y se les traía aquí, se llegaban a juntar 300 o 400». En cuanto al menú era fijo: ensalada, pollo, ensalada de frutas, sangría para todos, champagne a gogó y orquesta, todo ello por 150 pesetas cada uno.
Según Juanito, la idea tuvo tanta fama que los competidores más cercanos decidieron copiar la fórmula de aquellas barbacoas, por lo que comenzó una época difícil para Las Dalias. «Poco a poco y trabajando mucho comencé a remontar el negocio y volvieron los momentos de éxito» rememora Juan Marí.