Julián, Rosana, Marko y Freddy empezaron a saber qué era eso de la costura hace ocho meses cogiendo los bajos del pantalón y cambiando cremalleras bajo la supervisión de Samuel Vidal, coordinador de los talleres de la asociación Defensores de Eivissa y Formentera de la Salud Mental (Deforsam). Más adelante, pensaron que en esta actividad podían fomentar su imaginación y creatividad. Por ello decidieron lanzarse a la creación de muñecos, los osos amorosos, como ellos mismos los llaman. Cada uno de estos peluches tiene su propia personalidad: un héroe con capa, tirantes y antifaz que se llama Súper Julián, una vaquita zen con mandala en el pecho incluido, el oso Barça forofo de este club de fútbol, el oso gay y uno que se llama Manolo son algunas de las denominaciones que reciben estas creaciones.
«Primero hacemos la cara: los ojos, la nariz y la boca. Después con la plantilla recortamos el fieltro, lo marcamos, lo cortamos y empezamos a coser. Hemos aprendido el punto sencillo y ahora lo hacemos con el de encuardernar», explica Rosana, que según María Furniet, presidenta de la asociación, «cose muy rápido y bien».
Durante la mañana de ayer, los alumnos de costura preparaban estrellas, ángeles y otros adornos para el árbol de Navidad con la intención de montar un mercadillo en Vara de Rey para poder dar salida a sus creaciones. «Es nuestra intención. Estamos preparando unos ángeles que llevarán una estrella grande entre los brazos. Además también hacemos muñecas tilda, que están muy de moda en los países nórdicos», explicó Vidal, que además anima a las personas interesadas en participar en estos talleres creativos: «Están abiertos a todo el público que quiera participar. Cualquier ayuda es buena para nosotros, así podemos crear más».
Estos osos y muñecas se pueden encontrar en las ferias que organizan las instituciones y la sede de Deforsam, pues reciben encargos de particulares o empresas. «Animo a los familiares de los usuarios a que vengan para que vean que hay muy buen ambiente y que hablan mucho entre ellos», explicó la presidenta.
Y es que el intercambio comunicativo es constante en estas sesiones, pues hay quien lee poemas, canta o se conversa sobre temas de actualidad. Todo ello mientras cosen: «A veces se nos escapa también alguna lagrimilla», puntualiza el coordinador de los talleres. «Todo con empatía, buen humor y optimismo», precisa Freddy, uno de los usuarios. Tres palabras que, sin duda, rigen el día a día de las actividades de Deforsam.