Situada en el corazón geográfico de Eivissa, Santa Gertrudis es una pequeña población del interior que destaca por su plaza principal. En ella es conocida su iglesia de muros encalados y, sobre todo, la vida que le dan el grupo de bares y restaurantes allí situados y que ayer estaban poblados de gente debido a que el tiempo no acompañaba para ir a la playa.
Precisamente en uno de ellos y dando buena cuenta de un bocadillo se encontraban Leire y Javi, una pareja que era la primera vez que llegaban a Eivissa desde Bilbao. Santa Gertrudis era el primer pueblo de interior que visitaban y aseguraban estar encantados con la experiencia, «aunque nos esperábamos que fuera un poco más grande y algo más tradicional porque nos habían dicho que era el pueblo más antiguo de toda la Isla». En este sentido, los dos aseguraban que venir hasta esta localidad también «nos ha servido para darnos cuenta de que hay otra Eivissa que no es la de las discotecas».
Esta misma sensación la tenían Miriam, una madrileña asentada en Londres, y su pareja italiana Nico. Los dos también hacían su debut veraniego en la Isla e igualmente se encontraban felices por «haber descubierto estos pequeños pueblos tan acogedores y poder hacer turismo lejos de la fiesta, disfrutando de la cultura y sobre todo de la comida tradicional ibicenca».
Quién no era la primera vez que venía a Eivissa era Manolo. Esta madrileño ya estuvo recorriendo la Isla allá por el año 1980 y ahora lo hace en compañía de su familia y su hija Yone en coche. Ayer era el primer día que salían de su hotel tras pasar el fin de semana en Formentera y «aunque tengo la experiencia de que son pueblos muy pequeños y se ven enseguida, también son preciosos y con gente muy acogedora».
Algo que hace que Santa Gertrudis se haya convertido para muchos en un lugar que una vez descubierto nadie se quiere perder. Este es el caso de Diego y Carolina, un matrimonio valenciano que son unos habituales de Eivissa y que, aunque confiesan que les gusta mucho más la playa que el interior «este es nuestro lugar preferido de Eivissa para cenar o tomar un bocadillo».
Manolo y Yone.
Este madrileño ya recorrió la Isla en bicicleta en el año 1980 y ahora lo hace en compañía de su familia en coche. Lo que más le gusta es que son pueblos preciosos, pequeños y con gente muy acogedora.
Nico y Miriam.
Residentes en Londres, aseguran que «para los que venimos de una ciudad grande y con estrés encontrar pequeños pueblos de interior como Santa Gertrudis es toda una bendición».
Javi y Leire.
Vienen desde Bilbao y están encantados por haber encontrado unos lugares diferentes a «todo lo que se vende en Euskadi sobre Eivissa y que no se sale de lo que es la fiesta y las discotecas».