Solà son psicólogos y creadores de la Fundació Àmbit. Son autores de doce libros, entre ellos Ecología emocional para el nuevo milenio o el propio título de la charla de esta tarde: Ámame para que me pueda ir: educar desde la ecología emocional.
Tarea como padres
«Lo que plantea el título de la conferencia es que si realmente hacemos bien la tarea como padres algún día estos niños serán capaces de marchar a vivir sus propias vidas sin quedarse con la familia por miedo o por dependencia. Que serán valientes y capaces de vivir en todo tipo de paisajes con equilibrio y con armonia y que en algún momento tendremos que desprendernos de ellos», prosigue Conangla y explica, «no se trata de romper el vínculo que permanece, si nos relacionamos desde el amor y desde el respeto al otro siendo conscientes de que el hijo no nos pertenece, que no es una posesión, sino alguien que tiene una personalidad propia que tendrá que construir su propia existencia con su propio guión, no el que le marquemos nosotros». Para Conangla, si somos capaces de asumir esa realidad y de acompañarles desde el amor, esa persona se sentirá con libertad de equivocarse, de explorar, rehacer caminos, «y sabrá que aunque se vaya físicamente de nuestro lado nosotros vamos a suponer una red de afecto y de apoyo para que cuando lleguen situaciones difíciles sepa que no está solo».
La teoría de Maria Mercè Conangla asegura que es este el acompañamiento generoso que se debe de realizar, sin limitar al otro por contagio de nuestros propios miedos como: ¿qué será de nosotros? o ¿si mi hijo se va, qué será de mi vida? «A veces condicionamos demasiado nuestra vida de adultos a nuestro rol de padres. Ser padres es maravilloso, pero tenemos que realizar nuestros proyectos de vida y esto también se puede enseñar a los hijos».
Distancia emocional
Por todo ello, para esta psicóloga es importante que desde el momento del parto, se comience a ir eligiendo la distancia emocional que hay que establecer con el niño e ir variándola en cada momento vital. «Igual que cortamos el cordón umbilical, también lo tenemos que ir haciendo con ese hilo invisible, psicológico, que se establece con el hijo y por el que tenemos que ir dándole cancha al niño para que cuando esté preparado se pueda marchar». En caso contrario, afirma, estas personas se volverán dependientes y vivirán su vida a medias. «El objetivo es que el niño pueda vivir la vida que quiere vivir y no la que hemos planificado para él».
En este sentido, la psicóloga se refirió a dos conceptos que tratan en la publicación que recibe el mismo título de la conferencia de esta tarde: la deshidia y la sobreprotección. «Tanto el primero: el pasar del hijo, no responder a sus necesidades, dejar de educarle, no marcar límites, etc. como la sobreprotección: controlar, gestionarle su vida sin darle voz ni voto a medida que va creciendo y madurando, etc., podrían se considerados formas de maltrato infantil a nivel emocional porque dejan durante mucho tiempo indefensa a esta persona, que durante este periodo no ha podido encontrar el punto de equilibrio y no ha aprendido a valorarse a sí mismo ni a su propia voz».
Ecología emocional, el arte de gestionar las emociones
La ecología emocional es para la coautora de este libro «el arte de gestionar las emociones que sentimos para que jueguen a nuestro favor, el arte de hacer equipo entre nuestra mente y nuestras emociones para mejorar este mundo en el que vivimos».
De hecho, apunta Conangla, la palabra ecología significa 'conocimiento de nuestra casa'. «Nosotros trabajamos con este concepto para ir conociendo cómo nos movemos con nuestro mundo emocional. Siempre intentando dirigir toda esa fuerza que nos da la emoción para mejorar como personas y aumentar la calidad de nuestras relaciones personales, pero también implicarnos y comprometernos en la mejora del mundo».
Bajo este concepto, que Conangla y Solà crearon en 2003, que se puso a prueba en su momento y que ya ha dado su fruto, están en marcha dos másters, uno en Madrid y otro en Barcelona. El motivo, para Maria Mercè es que «son herramientas muy útiles para aplicar en nuestro día a día y que ayudan a mejorarlo».
El secreto para llevar a cabo este término, según su coautora, traducir la información que nos da una emoción como puede ser la ira, la rabia, el enfado o cualquier otra de ellas.