Alrededor de 75 trabajadores, muchos de ellos vinculados a la hostelería, acudieron ayer a la asamblea general que convocaron los dos sindicatos mayoritarios en la Isla, UGT y CCOO, para intentar comprender las principales ideas y sus matices de la nueva reforma laboral presentada por el gobierno el pasado viernes. «Es una reforma muy agresiva que cambia radicalmente la negociación colectiva. Hasta el momento, la normativa compensaba los desequilibrios de las negociaciones entre empresarios y trabajadores porque no partimos de la misma base. Esta reforma rompe con el equilibrio y le da todo el poder al empresario para decidir las condiciones de trabajo en la empresa», explicó Diego Ruiz, representante de UGT en las Pitiüses, para introducir uno de los puntos que más intriga a los sindicatos y, por extensión, a los trabajadores: la negociación de los convenios colectivos. En este sentido, el que quizá sea más importante en las Pitiüses por toda la gente a la que afecta, el de hostelería, está pendiente de negociarse (hay una reunión prevista para el jueves que viene). Diego Ruiz y Felipe Zarco, representante de CCOO, instaron a los presentes a «forzar la negociación colectiva» porque si transcurren dos años sin llegar a un acuerdo «se aplicaría el convenio superior si existiera y, en el caso de que no, el estatuto de los trabajadores», por lo que perderían todo lo conseguido en el convenio de hostelería anterior. En este sentido, los representantes sindicales afirmaron que en Balears se encuentran pendientes de firma las negociaciones de la industria del metal, comercio, hostelería y transporte. «La negativa a negociar convenios era porque sabían que lo que iba a llegar les beneficiaba», puntualizó Ruiz.
Zarco y Ruiz aseguraron que la manifestación prevista para mañana a las seis de la tarde en Vara de Rey es sólo una de las movilizaciones que se llevarán a cabo para protestar contra esta reforma. «Nosotros si hace falta iremos puerta por puerta informando qué supone esta normativa para los trabajadores. Normativa que creemos que ha acabado con la paz social en las empresas porque obliga a sindicatos y trabajadores a radicalizarnos», explicó Zarco. Ruiz, por su parte, apostilló:«Nos han puesto peor que hace 50 años», comentario que suscitó un aplauso. En línea con estas palabras se encuentra la preocupación de trabajadores y sindicatos por el previsible abaratamiento del despido. «Esta reforma generaliza el despido objetivo en los ERE. Hasta ahora era necesario que hubiera autorización administrativa. A partir de ahora no será necesario. Además desaparecen los 45 días por año trabajado para dejarlos en 33 días por año de trabajo con un máximo de 24 mensualidades», aseguraron. Los representantes sindicales explicaron que la norma favorece el despido objetivo: «El 90% se tramitarán por la vía del despido objetivo, que son 20 días por año trabajado con un máximo de un año de salario. ¿Por qué? Porque las empresas podrán aducir causas económicas que no sólo pueden ser pérdidas sino también que tengan previsión de que no ganarán tanto como el año anterior».