El 11 de junio de 1910 un farmacéutico envió una correspondencia a otro compañero para que explorara Eivissa como territorio comercial. 42 años más tarde, el 9 y el 26 de julio de 1952 Emilina, una niña de 13 años, mandó una postal a sus padres contándoles lo mal que lo estaba pasando en un campamento de Sant Antoni. En 1954 José Cardona escribió al Marqués de Lozoya para preguntarle si encalaban su vivienda de Eivissa. Y por aquellos mismos años el catedrático Manuel Sorá se comunicaba con el prestigioso geógrafo y académico Manuel Terán para hablar de la Isla.
Todos ellos si vivieran actualmente se mandarían un correo electrónico pero como lo hicieron durante el siglo XX empleaban postales para comunicarse y ninguno de ellos pensaría que sus correspondencias formarían parte de las 169 postales de la exposición eivissa@postal.es, que estará abierta hasta el mes de mayo en el Museu Puget.
Investigación
«Se trata de un trabajo de investigación realizado por Cristina Palau y por mi y a través de estas postales del Arxiu de Imatge i So del Consell, se puede ver tanto la iconografía usada durante todo el siglo XX y la importancia de un mensaje que se resume en un espacio de 13 x 15 centímetros», aseguraba Elena Ruiz, directora del Museu Puget.
El ámbito temático que recogen estas postales se centra en los paisajes, la ciudad, sus alrededores y los diferentes municipios de la Isla. «Hay todo tipo de imágenes desde publicidad de la hostelería ibicenca en la época a playas, a edificios y vistas de Dalt Vila, incluyendo algunas muy curiosas como una de la iglesia de Sant Josep con el pie de foto ‘retablo de Sant Josep destruido por los rojos'», continúa orgullosa Ruiz mientras pasea y enseña una y otra postal.
La mayoría de ellas son obras de reputados fotógrafos de la época como Domingo Viñets, A. Campañá, J. Puig Ferrán, o J. Lacoste pero, según la directora del museo, «la exposición va mucho más allá de las imágenes ya que con los textos se puede averiguar cómo se vivía en aquella época y cómo ha cambiado la forma de expresarse en apenas un siglo ya que tenemos correspondencia en español, inglés, francés o alemán».
Algo que también demuestra, como afirma Elena Ruiz con una gran sonrisa, que «ya a principios del siglo XX nuestra Isla estaba considerado como un buen lugar para venir a veranear entre los turistas europeos».