Un 9,614 es la mejor nota de la Selectividad en las Pitiüses y se la ha llevado Tanit Casanovas, una estudiante del IES Sa Colomina. «No me lo esperaba y cuando me llamaron pensé que era una broma de algún amigo», declara la joven ibicenca. «Me habían ido bien los exámenes pero siempre piensas que hay alguien mejor que tú». Tanit, que ya contaba con una media de Bachillerato prácticamente perfecta con un 9,89, asegura que no estudió en exceso para las pruebas. «Como ya tenía una buena media, iba tranquila y me dediqué a repasar un poco», explica, pues ya sabía que contaba con nota de sobra para acceder a la doble Ingeniería Audiovisual e Informática en la Universitat Politècnica de Catalunya.
La joven no se muestra favorable a las pruebas de Selectividad, pues considera que hay muchos factores que condicionan los resultados del examen.
«Debería tenerse en cuenta solo la nota del Bachillerato o, en todo caso, el porcentaje de la Selectividad no tendría que ser un 40% sino inferior», explica. Sin embargo, Tanit cree que los exámenes siguen un esquema asequible y que no son excesivamente complejos: «Demuestras tener algo de cultura general y no te hacen preguntas demasiado concretas que te obliguen a matarte estudiando; se trata de ver que has interiorizado unos conocimientos a lo largo del curso y que no los has olvidado», explica.
De ciencias y de letras
Tanit estudió el Bachillerato tecnológico, pero admite que en parte es «más de letras que de ciencias» aunque que está «abierta a todo», pues le apasiona todo tipo de arte, así como los idiomas. «He elegido esta doble ingeniería porque así puedo combinar tanto la tecnología como el arte y puedo tener dos títulos en cinco años», asegura. Pero sus aspiraciones no se quedan ahí, pues la joven tiene pensado iniciar la carrera de Antropología más adelante, simplemente «para seguir estudiando y hacer algo que no tenga nada que ver».
Desde muy pequeña estudia música y toca el piano y el oboé porque le gustan mucho. Además, habla inglés y alemán y le gustaría aprender chino, porque cree que es una lengua «muy útil y curiosa». Tanit explica que durante el curso tuvo que dejar de lado sus aficiones «para estudiar, pero también hay que salir y descansar, porque es necesario» y piensa retomarlas al llegar a Barcelona. Tiene claro que se va para estudiar, pero no solo para eso: también a divertirse y, en definitiva, a vivir.