El copago sanitario, el aumento del IVA, las bajadas de salario a funcionarios y empleados del sector privado, la reforma laboral, los despidos improcedentes, el aumento de las matrículas de las universidades públicas... Los recortes a causa de la crisis económica, que ya lleva presente en nuestras vidas unos cuatro años, están a la orden del día. Los ciudadanos sufren económicamente y moralmente estos recortes y cada vez más les cuesta llegar a final de mes.
En las multitudinarias manifestaciones que se organizan por todas las ciudades del país, los ciudadanos piden a gritos que se acaben los duros tijeretazos que lleva a cabo el Gobierno. Según los políticos, estos recortes económicos son totalmente necesarios para que España pueda salir de la crisis en unos años, pero parece que éstos nunca acaban.
La mayoría de la gente, excluyendo a la clase más adinerada del país, que sigue adquiriendo productos y vehículos de lujo, tiene que hacer un doble esfuerzo y sacrificar compras y acciones que cinco años antes podía hacer sin problemas.
Adiós caprichos
La opinión pública española afirma que sí nota la crisis económica. Algunos tienen hipotecas que pagar, otros vehículos y para todos la situación se vuelve cuesta arriba.
La gran mayoría ha renunciado a los caprichos, como un bonito reloj, ropa y complementos o salir a cenar a menudo.
Hacen menos viajes durante el año y algunos incluso no se pueden permitir hacer ninguno.
A la hora de hacer la compra, se comparan más los precios en los distintos supermercados y se adquieren las marcas blancas, que son más baratas.