Los hoteleros recurrieron este verano a la seguridad privada para mantener el orden público ¿Se está llegando a una situación extrema en Sant Antoni?
—A ver, nosotros insistimos siempre en el mismo tema: tenemos unos efectivos de Policía Local y aunque hay uno ratios que sobrepasamos, para nada llegamos al número de policías que tendrían que ser óptimos para el verano. Estamos hablando de que los meses fuertes de verano, la plantilla de la policía local tendría que ser de unos 75 policías. Este verano con el refuerzo de nueve policías turísticos hemos tenido un total de 55.
—Y ante la falta de agentes se recurre al sector privado.
—Pero no es un tema nuestro, es algo que ha salido de la empresa privada y que nosotros apoyamos. Creemos que es loable que la empresa privada quiera invertir en seguridad. Nos encontramos con que todavía hay establecimientos que cuando tienen un altercado en su interior llaman la Guardia Civil y creemos que los empresarios tendrían que saber gestionar la seguridad en sus locales y en sus terrazas. En la vía pública es distinto, ahí sí que tienen que actuar las fuerzas de orden público.
—Los ‘serenos' contratados este año por los hoteleros también ponían orden en la calle.
—Con respecto a los serenos, que la oposición criticó que era ilegal, el problema que tuvieron fue porque la empresa a la que se contrató no tenía las certificaciones necesarias y ahí fue cuando la Policía Nacional la denunció. Pero se buscó a otra empresa y se volvió a poner en marcha. Si alguna vez actuaron en la calle, esa actuación concreta sí que es ilegal, pero el servicio no es ilegal, y creemos que es positivo para el municipio que las empresas privadas tomen esta decisión.
—Es decir, que su recomendación es que contraten seguridad privada.
—Es que es muy bonito tener el local, emborrachar a tus clientes y hacer una gran caja con la bebidas que les vendes y claro, después ese cliente, cuando ya no te interesa porque está tan borracho y está molestando a tu local, pum, a la calle, y es cuando se convierte en un problema para los ciudadanos del municipio y para otros locales. A parte de que ya sabemos que pagan sus impuestos, está bien que los empresarios se impliquen en estos temas también.
—Este verano, en el barrio de ses Païsses tres británicos que salían de una fiesta golpearon a un vecino dentro de su propia casa ¿A estos vecinos también les animaría a contratar seguridad privada?
—Este caso lo hemos escuchado por diferentes fuentes y no todas nos han dado la misma versión. La otra versión que nos dieron es que estos señores que bajaban del Gala Night pasaban por la acera y un señor desde dentro de su jardín les mojó con su manguera, entonces se pusieron agresivos contra él. Es verdad que podía ser que estuviesen vomitando u orinando en su terraza y fuese cuando él les mojó con su manguera. Pero es cierto que la actuación de uno ni de otro fue la correcta.
—Y el propietario de este local dice que no tiene la culpa de que haya conductas incívicas cuando ocurren en la vía pública.
—Es lo mismo que dentro del West: tenemos este tipo de turismo que cuando salen de los locales hacen ciertas actuaciones incívicas. En esa zona (Ses Païsses) no están acostumbrados porque es una zona más tranquila y no hay un paso por las calles como puede haber en el casco urbano de Sant Antoni. No es lo normal esto que pasó ese día.
—Por lo que denuncian los vecinos, sí hay mucho trasiego de gente fuera del Gala Night.
—Puede ser, pero ocurre en esta zona, en la zona del Privilege en Sant Rafel, en Platja d'en Bossa, en la zona de Pacha. Esto es un acción derivada de la gran masificación turística que tenemos en verano y que la Policía Local no puede llegar a todos los sitios en todos los casos.
—Si el argumento sigue siendo el mismo, que no hay suficientes agentes, ¿cuál podría ser la solución?
—Yo lo que puedo decir es que en nuestro programa electoral los dos puntos estrella son seguridad y limpieza, y seguimos diciendo lo mismo. Ahora, el panorama económico es muy difícil, no podemos aumentar plantilla, ni las horas extras y nos podemos encontrar con que no tengamos ningún policía turístico para el año que viene. El panorama no es nada halagüeño pero se va a gestionar lo mejor que podamos.
—¿Cómo se va a gestionar?
—Lo mejor es conseguir que los empresarios se impliquen, el tema del Gala Night, por ejemplo, es un empresario que se implica mucho e intenta que todos los turistas lleguen al lugar en autocar y se vayan en autocar. Ese puede ser un ejemplo de intentar evitar que todos sus clientes se dispersen en la zona, y creen problemas. Yo sé que en las puertas del local, esta empresa tiene seguridad para intentar evitar que esto clientesse dispersen por la zona, que se les ha escapado alguno, seguro, es que es muy difícil controlar.
—¿Y en cuanto al Ayuntamiento?
—Al tener que hacer frente a los recortes tenemos que inventar cosas nuevas. Este año hemos hecho una serie de inventos como, por ejemplo, el tema de los policías en bici. Teníamos unas bandas organizadas en las zona del paseo que estaban causando bastantes problemas a los turistas y a los empresarios, y esto ha ayudado a paliar este tema. También lo que hemos intentado este año fue dar más vacaciones en invierno, y los tres meses de verano concentrar todos los policías que podamos. El año que viene lo ampliaremos a cuatro meses. Y queremos potenciar las unidades de paisano, que no dan la sensación de presencia en la calle pero tienen una efectividad mucho mayor que las unidades de uniforme.
—¿Cuál es el presupuesto anual del Ayuntamiento en seguridad?
—El presupuesto de Gobernación de este año es de 2.917.000 euros pero dentro de este presupuesto hay mil conceptos distintos, como la gestión de la zona azul o de la grúa.
—¿Sería partidario de matar al perro para terminar con la rabia?
—¿Al turismo inglés? No digo que sea el mejor ni mucho menos pero qué hubiéramos hecho este verano sin el turismo inglés. En muchos sitios se están quejando de que ha bajado la ocupación mientras que en Sant Antoni se están manteniendo los niveles económicos de años de bonanza.
—Mientras otras zonas de la isla buscan un turismo más selecto, Sant Antoni sigue siendo el destino del turismo de borrachera.
—No tengo esa sensación. En Platja d'en Bossa, por ejemplo, ahora hay ciertos negocios como el Ushuaïa, ¿pero al lado qué hay? el Bora Bora, que no da una imagen de mucho turismo de calidad. Este turismo es la base del municipio de Sant Antoni desde hace muchos años y la planta hotelera que tenemos no está preparada para más. Hay un sector del empresario joven que está apostando por cosas mejores, pero eso no se hace de la noche a la mañana, hay que hacer esa transición, y esa transición será larga.
—¿Cómo ha funcionado la ordenanza de convivencia?
—La ordenanza de convivencia entró en vigor tarde, el 28 de agosto, y se retrasó porque nos la impugnó la Asociación de Vecinos de Sant Antoni. Al final se aprobó igual pero tuvimos que contestar a la asociación y eso nos retrasó dos meses. Tanto de ésta como de la ordenanza de ocupación de vía pública, que entró en vigor en mayo, esperamos que los resultados se empiecen a ver el año que viene.
—¿Habrá cambios de otras normativas?
—De cara al próximo verano trabajaremos en la de ruidos y contaminación acústica porque tenemos que adaptarla a la nueva legislación, y también se va a hacer un curso de inspectores sonométricos para los policías y funcionarios. Tenemos muchos problemas de ruidos y para hacer sonometrías tenemos que acudir a empresas privadas, y esto te quita inmediatez. Y en tema de horarios se verá alguna reducción para locales de ocio nocturno. Hablamos de cafés concierto, discotecas y bares. Creo que para el municipio eso tiene que ser algo positivo, sobre todo si hablamos del casco urbano.
— Esta decisión ya ha levantado las quejas de los empresarios del West End.
—Es una idea, es algo que se está empezando a trabajar y se va a consensuar con los empresarios. Hay voces que se están levantando en el sector para que se haga algo en este sentido, y tenemos la sensación de que puede ser positivo.
—En tema de estadísticas, ¿cuántas denuncias se interpusieron este verano?
—Desde el 1 de mayo estamos en las 12.200. Hay pocos policías pero se ha hecho mucho trabajo.
—Y ahora habrá que tramitarlas ¿Se quedan muchas sobre la mesa?
—Seguro, nos pasa a nosotros y al resto de los ayuntamientos. Nos encontramos que hay muchos extranjeros, mucha gente de paso, y cuando intentas notificar te encuentras que estás haciendo un trabajo inútil. Entonces, en base a la experiencia se establecen prioridades.
—¿Cuál es su objetivo de legislatura?
—Tengo la esperanza de que se note un trabajo de reestructuración, de actualización y modernización dentro de la policía. Todos los problemas de convivencia de Sant Antoni no los vamos a arreglar, eso está claro. Depende más de un cambio de mentalidad del turista y de empresario, de horarios y de reestructuración de los locales. Más que un tema policial es otra cosa, es la visión global del turismo de Sant Antoni.