Este no ha sido un año de grandes colas en las administraciones de lotería de Eivissa. Quien más y quien menos habla de un descenso de las ventas de entre un 5%y un 10% respecto al pasado año. «Será la crisis o será lo que sea, pero lo cierto es que todos gastamos cinco cuanto antes gastábamos diez», señala Cristina Molina Cardona, de la administración número 2 de Eivissa. Ella, que mantiene un negocio que iniciaron sus abuelos hace más de 70 años, ha visto crecer a muchos de los clientes que hoy le compran un décimo confiando en que hoy la suerte se ponga de su lado. Pero ni siquiera el aliciente de que este será el último premio Gordo por el que no deberá pagar impuestos ha animado las ventas.
Juan Mayans, de la administración número 2, también de Eivissa, comentaba ayer que muchos de los rezagados que a menos de 24 horas del sorteo acudían al mostrador era en busca de un número concreto que habían visto en alguna asociación a agrupación. A pasar del descenso de ventas respecto a 2011 (que no pueden contabilizar con exactitud hasta haber hecho todas las devoluciones), Mayans opina que Eivissa «está mejor que otros sitios». Quien no es tan positiva es Pilar Rodríguez, de la administración número 1 de Sant Antoni. Ella reconoce pérdidas desde hace siete años. «Hace mucho tiempo que no hay colas y este año ha sido el peor y en parte, en mi caso, porque no ha habido Imserso», se lamenta. Muchos de los décimos que este año puso a la venta los devolvió ayer y, a pocas horas de iniciarse el sorteo, solo esperaba que el premiado no estuviera entre ellos.
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