Carlos García Revenga, que hoy ha comparecido como imputado ante el juez instructor del caso Nóos, cumple este año dos décadas como asesor y secretario de las Infantas Elena y Cristina, que le conocen desde sus tiempos de profesor y depositaron en él su confianza para gestiones oficiales y privadas.
Licenciado en Magisterio y Pedagogía, García Revenga impartió clases en el colegio madrileño de Santa María del Camino, donde estudiaron las Infantas, y fue elegido para guiar los estudios de Doña Elena y asesorarla en distintas materias, una función que se extendió a Doña Cristina, hasta ingresar formalmente en la Casa del Rey como asesor de ambas en 1993.
Entre sus actividades oficiales como asesor y secretario de las Infantas y las derivadas de su amistad con ellas, a García Revenga se le ha podido ver desde entonces acompañar a Doña Elena y Doña Cristina en multitud de ocasiones y participar directamente en la organización de acontecimientos importantes de sus vidas, como las bodas de ambas.
Por ejemplo, acompañó a la Infanta Elena en la clínica Ruber Internacional durante su ingreso en julio de 1998 para dar a luz a su primogénito, Felipe Juan Froilán, y, trece años después, tras el disparo accidental de escopeta que hirió en el pie al nieto mayor de los Reyes, era él quien conducía el automóvil en el que Doña Elena abandonó con su hijo el hospital Quirón.
También participó en Barcelona como testigo en el acto de inscripción en el registro civil de la Familia Real del primogénito de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, con quienes siempre ha mantenido una muy buena relación.
El propio García Revenga explicaba, en el comunicado en el que salía al paso de las acusaciones de Diego Torres, exsocio de Urdangarin en el instituto Nóos, que en ocasiones había podido mezclar gestiones propias de su cargo de asesor de las Infantas con otras «relacionadas con las actividades privadas de los Duques de Palma».
Recordaba en este punto que en los 20 años que ha ejercido este puesto «se ha producido una relación más estrecha que la estrictamente profesional», sin que pudiera negarse, «en razón de esta circunstancia», a prestar las ayudas que le solicitaban.
En todo caso, nunca llevó a cabo gestiones que fueran «contrarias a cualquier principio moral o de ética profesional», recalcaba García Revenga en ese escrito, en el que anunciaba su deseo de comparecer ante el juez José Castro para defender su inocencia respecto a las actividades que investiga en el caso Nóos.
El secretario de las Infantas, que es vocal del patronato de la Fundación Reina Sofía desde diciembre de 2002, fue designado en noviembre de 2004 tesorero del instituto Nóos, un nombramiento que Urdangarin explica porque Torres había incorporado a la entidad a familiares suyos y él, a su vez, pensó en García Revenga al tratarse de una persona de su confianza.
García Revenga abandonó Nóos al mismo tiempo que Urdangarin y la Infanta Cristina, en marzo de 2006, y, según ha querido dejar claro en su comunicado, durante su etapa como tesorero de esa entidad nunca tuvo «firma autorizada en sus cuentas, ni poder de decisión en la gestión de las mismas ni en su contabilidad», como tampoco recibió «ningún tipo de remuneración ni de beneficio».
En diciembre de 2007, fue administrador único de Global Cinoscéfalos, una consultora adquirida en aquel momento por la Infanta Elena, pero la sociedad no llegó a tener actividad alguna y se disolvió poco después, a principios de 2008.
Carlos García Revenga está divorciado de la empresaria de origen chino Ana Isabel Wang Hu y tiene con ella dos hijas.