«No puedo hablar ahora, esta situación me ha producido mucho estrés», comenta visiblemente agobiada una turista que no sabe cómo ha acabado con dos tiques en la mano de la zona azul. Este puede ser un caso extremo, ya que otros visitantes se toman con humor las complicaciones que encuentran al aparcar en la zona de pago de Vila, pero lo cierto es que el nuevo sistema que ha introducido EYSA, la empresa que desde hace unos meses gestiona la zona azul en este municipio y que obliga a introducir la matrícula del vehículo como paso previo para obtener el recibo, trae de cabeza a los turistas. Aunque en la pantalla sí existe la opción de idiomas, esta pasa desapercibida, bien por el tamaño de la letra o porque la palabra ‘idiomas', en castellano, no es comprendida. «No me gusta el sistema porque solo está en español y los turistas no lo entienden», dice una mujer holandesa que tampoco ha descubierto la opción. «El sistema es malo y complicado», concluye Gunter, un turista alemán que a continuación pregunta extrañado: «¿Pero por qué lo hacen (pedir la matrícula)?».
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