Mario Sorribas, quien fuera apoderado y hombre de confianza de Iñaki Urdangarin, defendió en su última declaración ante el juez José Castro que, durante su gestión al frente de Aizoon -propiedad al 50 por ciento de la Infanta Cristina y de su marido-, facilitaba al Duque de Palma «todo tipo de cuestiones que a él le pudieran interesar» para que pudiera «lucirse» en los consejos de administración de empresas a las que supuestamente asesoraba, una labor que según los investigadores facturaba a través de Aizoon a fin de tributar menos en su declaración de la renta.
Durante la declaración que prestó como imputado el pasado mes de junio, Sorribas explicó que fue nombrado apoderado de la sociedad de los Duques después de que éstos le anunciaran que se iban a marchar a Estados Unidos, por lo que «necesitaban a una persona que fuera un mandatario que pudiera ir a firmar papeles de contribuciones en el Ayuntamiento o en el banco, o cualquier cuestión de tipo menor». Todo ello para que, explicó, «estos señores no tuvieran que venir cada vez desde Estados Unidos a arreglar temas».
Al ser preguntado por el fiscal anticorrupción Pedro Horrach sobre si entre sus funciones se encontraba la de controlar los ingresos periódicos que percibía Urdangarin de las mercantiles donde estaba como consejero asesor, Sorribas negó al respecto, si bien precisó que en algunas ocasiones el Duque le comentó que participaba en Consejos de empresas y le solicitaba informaciones acerca de los asuntos que debía abordar en sus reuniones.
Datos para las reuniones
«Mi trabajo era de documentalista hasta cierto punto, facilitarle a él todo tipo de cuestiones que le pudieran interesar y con las cuales él pudiera, digamos, no sé si lucirse sería la palabra, pero poder aportar algún tipo de dato en sus reuniones», abundó el encausado.
Sorribas recordó cómo tuvo que documentar una serie de prácticas en relación con la responsabilidad social corporativa de las empresas de comunicaciones y entregarle un informe para que Urdangarin pudiera exponer esos datos en Telefónica.
Frente a las argumentaciones ofrecidas por Sorribas, la Fiscalía sostiene que Urdangarin «interpuso» Aizoon para poder facturar «ciertos servicios de carácter personalísimo», como el servicio doméstico, que nada tenían que ver con la actividad de la inmobiliaria, todo ello con el objetivo de reducir su propia tributación en la declaración del IRPF.
Asimismo, de la inspección que fue llevada a cabo en la sociedad resulta que el yerno del Rey Don Juan Carlos percibió retribuciones procedentes de entidades privadas por su condición de consejero asesor, como las que cobró de mercantiles como Motorpress Ibérica, Aceros Bergara, Mixta Africa, Pernod Ricard (Francia), Havas Sports France y Seeliger y Conde y que quería «ocultar» a la hora de pagar el IRPF.
«Me temo que estaba solo en Aizoon»
Durante la comparecencia de Sorribas, el fiscal le preguntó si, durante los meses en que desempeñó labores de consultoría y asesoría en Aizoon vio a alguien más trabajando para esta sociedad, el imputado respondió tajante: «Me temo que estaba solo, quiero decir con el señor Urdangarin, pero trabajando solo en esa posición». En cualquier caso, manifestó que había estanterías en su despacho «con documentación que yo no sé quién había producido».
Precisamente, Hacienda puso de manifiesto en un informe cómo la «teórica» plantilla de Aizoon no era «idónea» para los servicios que supuestamente prestaba, al estar integrada, entre otros, «por cuatro empleados del hogar, una estudiante, una encuestadora que dice trabajar para otra persona, dos personas que nunca nadie ha visto trabajar para la sociedad, un chico de los recados y una con primero de estudios de Enfermería haciendo 'corta y pega' de Internet».
«De acuerdo con esa composición, esa plantilla difícilmente podía prestar los servicios de asesoría a las entidades a las que facturaba y de las que el señor Urdangarin era consejero/asesor», asevera la Agencia Tributaria. Hacienda señala así que la existencia de Aizoon sólo se justifica como «pantalla» de la cual se servía Urdangarin para ocultar las retribuciones personales que percibía a raíz «de su propia actividad personal», deducirse gastos no relacionados con esta sociedad y sujetarlas a una tributación inferior.