No es ni mucho menos la primera ocasión en que los vecinos de Sant Jordi analizan el agua que sale por el grifo de su casa para demostrar que esta supera holgadamente la cantidad máxima de cloruros que establece Sanidad. Pero en esta ocasión, junto a Mª Jesús Ramon y Carmen de Mazas, dos vecinas del pueblo que ayer por la mañana abrieron la puerta de su casa, se encontraba también una notaria, Berta Gollonet, responsable de dar fe de que todo el proceso se realizaba correctamente. La comitiva la completaba la bióloga Marta Marín, encargada de recoger las muestras que en los próximos días analizará la empresa Biofarma.
Además de obtener agua de la cocina y el jardín de estas dos casas situadas en el centro del pueblo, el notario y la bióloga repitieron el procedimiento en el restaurante Can Sala, donde los propietarios incluso han optado por instalar su propio depósito para tener un agua con la que al menos puedan dejar los vasos limpios.