La iglesia de Sant Elm, en pleno barrio de la Marina de Eivissa, acoge desde ayer por la tarde un año más el belén municipal de la ciudad. Y de nuevo, todo aquel que lo desee podrá disfrutar con una superproducción en miniatura que en nada tiene que envidiar a las grandes películas que rodaban los grandes estudios de Hollywood en los años 50 y 60 del pasado siglo.
Por tercer año consecutivo el encargado de hacer que estas piezas casi cobren vida es José Luis Marcos. «Desde el principio siempre he tenido claro que quería retratar, de la manera más firedigna posible, como se vivía hace más de dos mil años en Palestina y conseguir trasnsmitir lo mejor posible varios de los episodios que narra la Biblia», asegura este belenista sobre su obra.
Para ello ha tenido a su disposición 180 piezas, 50 metros cuadrados, trozos de pequeños edificios y cantidades ingentes de papel, tierra, musgo y, sobre todo, imaginación. «No es nada fácil hacer algo tan grande porque al principio no sabes por dónde empezar, pero luego, poco a poco, vas dando forma a la historia y creo que, después de 15 días trabajando desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde, el resultado puede definirse como bastante satisfactorio», subraya el propio Marcos.
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