El presidente de Agroeivissa, Joan Marí, ha destacado que, tras abrir recientemente un punto de venta directa en Sant Antoni, el objetivo es inaugurar más locales en 2014 «no para hacer la competencia, sino para defender los precios del productor y beneficiar así al consumidor».
Asimismo, Marí ha calculado que este año la facturación de la cooperativa podría situarse «un ocho o un diez por ciento por encima respecto a la de 2012», aunque, según ha destacado, los últimos han sido «años muy flojos debido a diversas circunstancias».
Según el presidente, que ha destacado que la facturación de la cooperativa ronda los dos millones de euros, las ventas bajaron un 6 por ciento debido a la crisis del pepino y a las fuertes heladas registradas en las Pitiusas y «desde entonces, parece que nos hemos ido recuperando poco a poco».
«El 2013 ha sido un año normal y, en algunos casos, algo mejor que 2012», ha asegurado al explicar que se ha tocado «desde la producción hasta la comercialización y por ello, siempre hay productos que destacan por encima de otros».
Asimismo, ha resaltado el hecho de la presencia de algunas incidencias climáticas que ahora se repiten año tras año y que también han afectado: «debemos acostumbrarnos al cambio climático y, este año, por ejemplo, quiero recordar las fuertes lluvias registradas en abril que provocaron retrasos y hongos en algunos cultivos», ha explicado.
Marí también ha destacado las bajas temperaturas registradas en noviembre o el retraso de la llegada del verano. «Eso nos impide sembrar cuando toca o recoger algunos productos, como la patata, que sigue plantada porque la humedad nos impide recogerla», ha asegurado.
Desde Agroevissa han valorado además que este año la campaña de la naranja tardía ha sido muy satisfactoria. «La variedad de Valencia Late se vendió en verano hasta el último kilo y a buen precio», han explicado Marí, quien también ha valorado de manera positiva la campaña del tomate.
El presidente ha confiado en que se hayan reducido los márgenes de ganancia que se aplican a un producto desde que se recoge hasta que llega al consumidor y que ha llegado a cifrar en hasta un 300 por ciento.
«Confío en que se haya reducido un poco. No puedo evitar comprobar los precios en los supermercados y en algunos casos, veo que esos márgenes son una barbaridad. Nos pagan a veces los productos a 40 o 50 céntimos, cuando después se venden por cuatro veces más», ha lamentado.