Desde que se encontró la primera serpiente en Eivissa, en el año 2003, ya se han conseguido cazar unas doscientas. Sin embargo, según los expertos, el número de culebras de herradura, culebras de escalera o culebras bastardas no para de aumentar sobre todo en la zona central de la Isla, Sant Llorenç, la parte sur de Sant Mateu, Santa Gertrudis, Sant Rafel o Santa Eulària.
Por ello, antes de que esto se convierta en una plaga que amenace con poner en peligro especies autóctonas como la lagartija pitiusa o afecte a la salud de los habitantes de la Isla, el Consell d'Eivissa ha puesto en marcha un proyecto pionero en el que se han invertido 44.232 euros y que tendrá una duración de dos años.
«Tenemos que poner freno a esta proliferación de serpientes porque cada vez son más los pageses que se han llevado sustos al encontrárserlas entre sus cultivos, sus árboles o sus piedras y cazadores que avisan que se comen las crías de conejos y las perdices que acaban de salir de los huevos», explicó ayer el conseller d'Agricultura, Pesca, Caça y Corporació Municipal, Antoni Marí Marí, Carraca, en la finca Can Pere Mosson de Sant Llorenç.
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