Marienna Sánchez-Jáuregui utilizó el pleno extraordinario de ayer para disparar con bala a su sucesora, Pilar Marí, a la que calificó de «usurpadora». Marí, visiblemente molesta y lejos de amedrentarse, recogió el guante y negó que su salida del Ayuntamiento de Vila fuera indigna, como así la había calificado su antecesora. «Nos vamos por responsabilidad política, para no causar más daño al partido y al Ayuntamiento». Marí también se acordó de este rotativo: «Hay un medio de comunicación que no nos perdona porque un día dijimos que fuera un juez quien dijera si las facturas estaban bien». O también: «Habrá que ver cómo ha conseguido el Periódico, y en los tribunales nos veremos, sin el consentimiento de las personas que participan en el whatsapp que se hagan públicas esas conversaciones. Desde luego, de forma inmoral pero posiblemente delictiva», sostuvo Marí.
La ya ex alcaldesa añadió que «el daño que se ha causado a los ciudadanos, al Partido Popular y a nuestras personas no lo hemos causado nosotros sino quien ha publicado una información obtenida de forma ilícita o poco ética que usted – en referencia a Sánchez-Jáuregui – ha utilizado para dar un vuelco a un tema judicial».
Traición y deslealtad
Durante la sesión en la que se dio cuenta de la renuncia de tres ediles del PP (Alejandro Marí, Joan Mayans y Rai Prats) y de la misma Pilar Marí, la concejala no adscrita arremetió reiteradamente contra ellos, a quienes considera culpables de su renuncia a la alcaldía. «Hoy lamento y denuncio la actitud de estas cuatro personas que hoy dimiten de una forma tan indigna. Personas en las que confié y que con traición, deslealtad, engaños y manipulación, forzaron mi dimisión torciendo la voluntad del electorado y pervirtiendo la democracia», aseguró Sánchez-Jáuregui.
Pilar Marí llegó a decir que la publicación de los mensajes de whatsapp por parte de este rotativo podría ser delito: «Que yo sepa, ninguna de las siete personas que salimos hemos autorizado que se hagan públicas esas conversaciones, y eso es constitutivo de delito».
En su turno de palabra, Sánchez-Jáuregui repartió de lo lindo a diestro y siniestro. El primero en recibir fue el también dimisionario Joan Mayans, a quien avisó de que volverán a verse las caras «pero no en esta sala ni en esta sede», en referencia al hecho de que Sánchez-Jáuregui presentó en el juzgado las declaraciones de Mayans a este rotativo en las que reconoció que la documentación de la Comisión de Investigación sobre la publicidad institucional fue manipulada. Mayans, que recibió el chaparrón con la cabeza baja y sin levantar la vista, no contestó a Marienna y se despidió del Ayuntamiento dando gracias al Partido Popular por incluirle en listas, a sus rivales de la oposición (en especial a Alfonso Molina, Rafa Ruiz, Vicent Ferrer y Toni Villalonga), a los medios de comunicación y a varias asociaciones de vecinos.
Marienna aprovechó la ocasión para pedir perdón a los ciudadanos y aseguró sentir vergüenza por la situación creada y «que personas como ustedes hayan manchado mi honor, mi dignidad y la de mi familia».