Algunos vecinos de las zonas afectadas han confirmado a El Periódico de Ibiza y Formentera que en los últimos días detectaron un importante deterioro en la calidad del agua de la red. Todos coinciden en apuntar que apariencia se mantiene normal, pero su sabor ha empeorado con el paso de los días, acentuándose especialmente su mal gusto esta semana.
Es el caso de Enrique y María Luisa, dos jubilados madrileños que residen en Cala Tarida y que afirman que «las dos últimas semanas se ha notado bastante y la hemos dejado de tomar». Como alternativa, este matrimonio utiliza una pequeña fuente de agua embotellada para su consumo.
Sin embargo, esta familia usa la de la red general para cocinar y hacer cafés e infusiones, como en la mayoría de los testimonios recogidos por este diario, una práctica que la propia compañía ha desaconsejado. «Hemos tirados muchos cafés y tés, pero no ahora, sino de siempre», afirma María Luisa.
Entre los visitantes se tiene tanto o más cuidado con el agua. La familia Bauser, por ejemplo, explica que solo ha venido unos días a la isla «pero ya sabíamos que el agua de aquí no era muy buena, por lo que solo la usamos para el aseo y cocinar». Al conocer que Aqualia también advierte que no es apta para esto último, los Bauser solo atinan a decir: «Nos parece increíble».
Claudia, una joven italiana que ha venido a trabajar durante la temporada veraniega, no bebe agua del grifo, pero reconoce que la utiliza para cocinar y hacer el café. «No es muy buena, pero tampoco había apreciado nada raro, aunque quizás está peor y no me había dado cuenta». No conocía la advertencia de Aqualia, que informa que en determinadas zonas el agua suministrada no es apta para beber ni para preparar comida, y se pregunta en voz alta: «¿Y qué pasa con la gente que trabajamos y no leemos la prensa todos los días?».