Todo el mundo sabe de los excesos y gustos de los potentados árabes, al menos de algunos de ellos. Por alguna razón a estas personas no les va eso de pasar por la vida con discreción y modestia, una virtud, por otro lado, tan isleña. Ahora, como ejemplo de lo anterior, se pueden contemplar en el paseo Joan Carles I las cuatro decenas de vehículos de lujo que se ha traído a la isla el mismísimo príncipe de Arabia Saudí Abdul Aziz bin Fahd Al Saud, hijo del fallecido Rey Fahd.
Tanto Mercedes lujoso de color negro casi impoluto -nadie, ni siquiera la realeza del petrodólar se libra del omnipresente polvo ibicenco- llama mucho la atención cuando están aparcados juntos.
Todos estos vehículos negros están estacionados en el descampado que hay detrás del edificio de la Dirección Insular, en el passeig Joan Carles I de Vila, junto al Ibiza Gran Hotel, donde se encuentran alojados el jeque, que está considerado como una de las personas más ricas del mundo, y su séquito.
Aziz bin Fahd Al Saud, que navega con asiduidad en aguas de Eivissa y Formentera, ha llegado en esta ocasión en el gran yate Prince Abdulaziz, que está amarrado en el puerto de Vila. En otras ocasiones, Aziz bin Fahd Al Saud ha viajado hasta las Pitiüses en el yate Turama.
El Prince Abdulaziz se construyó en 1984 y, pese a sus años, continúa impresionando allá por donde pasa. Dispone de un helipuerto, dos enormes motores diesel que le permiten una velocidad de crucero de 18 nudos que puede llegar hasta los 22 si hace falta. Este megayate también figura entre los 20 más lujosos del mundo, igual que otros ‘gigantes' del lujo habituales al estío ibicenco, como el Rising Sun (138,4 metros de eslora), que también navega por aguas pitiusas.