El presidente del Grupo de Empresas Matutes y consejero no ejecutivo del Banco Santander desde 2002, Abel Matutes, se mostró muy afectado por el fallecimiento del banquero Emilio Botín, que se produjo ayer en su domicilio de Madrid por un infarto de miocardio. «Pierdo a un gran amigo, y España pierde a uno de los grandes banqueros del mundo», comentó Matutes antes de coger un vuelo hacia la capital del país para asistir a la reunión del consejo de administración de la entidad bancaria que decidió que Ana Patricia Botín sea la nueva presidenta del Banco Santander.
De madrugada
Matutes explicó que se enteró de la muerte de Emilio Botín al recibir «de madrugada» una llamada telefónica de su hija Ana Patricia, de quien dijo haber hecho «muchos méritos» para convertirse en la nueva presidenta de la entidad bancaria.
El empresario ibicenco recordó que Botín «heredó un pequeño banco de provincias para con su inteligencia y actividad –no bajaba del avión– convertirlo en el primer banco de la zona euro y en uno de los más grandes del mundo».
Abel Matutes atribuye a Emilio Botín su «contribución decisiva en la salida de la crisis económica y ha expandido la marca España por todo el mundo».
Nacido el 1 de octubre de 1934 en Santander, Emilio Botín fue heredero de la tradición financiera de su familia, ya que su abuelo y su padre también fueron presidentes del Banco Santander, y comenzó a dirigir esta entidad bancaria en 1986, para, posteriormente, hacerse cargo de su expansión internacional.
Licenciado en Derecho y Economía por la Universidad de Deusto, Emilio Botín ingresó a los 24 años en el Banco Santander, donde ocupó los puestos de apoderado de los servicios centrales y de subdirector general.
Consejero del Banco Santander desde 1960, cuatro años más tarde fue nombrado director general y en 1971 fue elegido vicepresidente segundo del consejo de administración de la entidad financiera.
Miembro de la Comisión Ejecutiva del Banco Santander desde 1964, fue designado consejero delegado en 1977.
El 19 de noviembre de 1986 fue nombrado presidente del Banco Santander y se convirtió en uno de los pocos gestores financieros que además de asumir la presidencia de la entidad, era su principal ejecutivo y máximo accionista.
Su gestión se ha caracterizado por su estrategia en el mercado internacional y por un proceso de fusiones y adquisiciones nacionales para conseguir el liderazgo de la banca española.