La danza educativa creativa es una nueva modalidad de baile que pretende ayudar al alumno a asimilar los principios del lenguaje del movimiento mediante la improvisación. Dicho de otra manera, el bailarín nunca comete fallos en su coreografía porque ésta es libre.
Hace un par de años se implantó en el programa de estudios del Conservatorio Superior de Danza de Madrid como nueva especialidad de la carrera y el año pasado llegó a Eivissa de la mano de la Bárbara Gordaliza. Ésta profesora de danza abrió las puertas de su centro Aretë Danza en Cala de Bou donde además de yoga, pilates y zumba, imparte clases de cuatro tipos de danza, entre ellas la creativa. Los nueve alumnos que tiene ahora en la clase tienen entre 3 y 5 años, pero ella insiste que esta especialidad no sólo va dirigida a los niños.
Los objetivos que se persiguen con la danza creativa son la mejora de la expresión natural del cuerpo así como de la creatividad. «A los alumnos se les pide, por ejemplo, que dibujen algo y luego lo representen con su cuerpo. También que creen sus propias coreografías. Al inventarse sus bailes ganan en sentido del ritmo y desarrollan la imaginación, lo que es bueno para todos los ámbitos de la vida, más cuando sabemos que ahora los niños juegan más con ordenadores y no desarrollan tanto el juego físico», explica Gordaliza.
Esta bailarina ibicenca, empezó sus estudios en Sant Antoni a los 17 años en la escuela de Paco Torres. Poco después se trasladó a Madrid para continuar su formación en la escuela de Rafael de Córdoba, y continuó su periplo académico en el Conservatorio Superior de Danza, enfocándose siempre a la pedagogía. Gordaliza lamenta que en el Conservatorio de Ibiza y Formentera no se haya potenciado más la parte de la danza: «Me da pena que la gente se tenga que ir fuera a estudiar ya que creo que en la isla hay una gran afición por la danza. Como muestra, sólo hay que fijarse en que hay 14 escuelas de flamenco en la isla de Eivissa, y todas están siempre al límite de su capacidad de alumnos matriculados».